Ese día se elige gobernador. El peronismo llega tonificado por una aplastante paliza al presidente Macri, y una victoria que en la provincia era posible pero difícil. Para Cornejo, la obligación es "provincializar" la campaña.
Mendoza en la Ola K: La obsesión es el 29 de setiembre
Vino la ola de votos y se llevó puesto al oficialismo en casi todo el país con una verdadera paliza electoral. Las penurias económicas en las zonas productivas y urbano-marginales fueron una epidemia nacional. Y arrastraron a la primera derrota desde 2015 a Cambia Mendoza por 3,1 puntos a Presidente, y por menos de un punto a diputado nacional. Ello, apenas 9 semanas después de haber obtenido un triunfo contundente en las PASO provinciales. ¿Cómo se leen estos resultados contradictorios?
El triunfo del peronismo fue muy fuerte en todas las zonas agrícolas de la provincia. En el sur, el Valle de Uco, el Este, el castigo a Mauricio Macri y el apoyo a la fórmula kirchnerista de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner fue contundente. Como en todo el país. Sólo en las zonas urbanas de Mendoza ganó el oficialismo. Y con ello, podría decirse que el gobernador Alfredo Cornejo "salvó la ropa" del radicalismo local, junto a los intendentes que ganaron: Rodolfo Suarez (candidato a gobernador), Tadeo García Zalazar, Marcelino Iglesias y Omar de Marchi.
Cornejo tiene dos metas ahora. La más urgente es confirmar el resultado de la PASO provincial y retener la provincia con Rodolfo Suarez como gobernador. La de mediano plazo, convertirse en líder de una nueva oposición antikirchnerista en el Congreso de la Nación. Lo primero no depende sólo de la voluntad ni de la fuerza electoral del gobernador, ni de sus intendentes. Tampoco de Suarez o de Cambia Mendoza. La economía nacional tendrá sacudones fuertes hasta octubre. Deberá haber negociaciones entre Macri y el kirchnerismo para que no ocurran corridas o desgracias económicas mayores. Incluso, cabría pensar en una entrega anticipada del poder, ni bien se vote en primera vuelta. Será la "economía post-PASO" la que influya como factor inesperado en la elección del próximo gobernador de Mendoza.
Anabel Fernández Sagasti ya no es una "chica de La Cámpora". Es una senadora nacional de 35 años, candidata a gobernadora, con relación directa con Cristina y Alberto Fernández. Lo único que necesita hacer en la campaña hasta setiembre es "nacionalizarla" y adherirse como una estampilla a la fórmula presidencial ganadora. Y recorrer las zonas productivas que hace 9 semanas votaron por Suarez o De Marchi, y que ahora lo hicieron por Alberto y Cristina.
Suarez confía en su buena estrella. En la Ciudad de Mendoza consiguió ayer el apoyo del 52,4 % de los votantes. Tiene el triunfo reciente en la PASO provincial y como carta de presentación "hacer obras... la gestión" explicaban ayer los hombres del gobierno, visiblemente afectados por el resultado en todo el país. También necesitará de la fuerza electoral -personal- de su candidato a vicegobernador Mario Abed en el campo mendocino que votó por Alberto y Cristina. Aunque el intendente de Junín no pudo salvar su territorio ayer, por un puñado de votos.
En Cambia Mendoza decían que se podía ganar o perder estas primarias nacionales por dos o tres puntos a presidente. Pero no esperaban que Cornejo tuviese siquiera unas décimas de punto menos que Marisa Uceda, como parece haber sucedido, en tanto se confirme el escrutinio. Viendo el mapa, en el medio del desastre nacional la elección del oficialismo mendocino fue más que buena.
Antes de las diez de la noche, cuando Cornejo acompañado de los candidatos e intendentes dio una conferencia de prensa escueta y con semblante de preocupación, los radicales ya hablaban de la "gestión" y de las agendas "distintas". Lo expresó Cornejo anoche: Cada elección es diferente. De hecho, Cambia Mendoza había ganado con comodidad la PASO provincial en 13 de los 18 departamentos, y ayer, en la primaria presidencial, Alberto y Cristina le ganaron a Macri en Mendoza, en 14 departamentos.
Los intendentes de Cambia Mendoza que no ganaron ayer, y que fueron arrastrados por la ola "anti Macri", están en capilla. De acuerdo a las PASO todos tenían casi asegurada su reelección. Pero ayer el escenario fue alterado por la derrota de Macri. Al oficialismo le sacaron 20 puntos (47 a 27) en Alvear donde va por la reelección Walther Marcolini; 3 puntos en Junín (40,5 a 37,5); 15 puntos en La Paz (52,6 a 37,7) y allí busca la reelección Diego Guzmán; casi 14 puntos en Malargüe (49,9 a 26,4); 8 puntos en Rivadavia (44 a 36) donde Miguel Ronco quiere repetir, 11 puntos en San Carlos (44 a 33); 35 puntos en Santa Rosa (60,9 a 25,7) donde busca la reelección Norma Trigo. En ese departamento, Cambia Mendoza sufrió la peor derrota. En Tupungato, la diferencia a favor del peronismo ayer fue de 18 puntos, 48 a 30. El oficialista Gustavo soto pelea la reelección. A los jefes comunales radicales y aliados que vieron pasar el tifón ayer, debería correrles frío por la espalda.
Ahora, con este escenario condicionado no sólo por el resultado en Mendoza, sino por la "ola k" nacional y por la incertidumbre de la economía, las elecciones del 29 de setiembre en las que se decidirá el destino de Mendoza, están abiertas. Aquí no ha terminado nada, para nadie. Eso sí, si Suarez confirma lo conseguido en las PASO y gana, muy probablemente deberá convivir y negociar a diario con un presidente peronista, algo que ya vivieron Roberto Iglesias y Julio Cobos. Y si la que gana es Anabel Fernández Sagasti, deberá convocar a todo el peronismo y a actores de la sociedad civil para gobernar con los mejores. A nadie le alcanzaría con "ser Alberto y Cristina" para llevar adelante esta provincia, que necesita ser bien gestionada y mantener lo conseguido por el gobierno de Cornejo en estos cuatro años.