Una investigación avala el uso de la copa menstrual como opción eficaz, económica y ecológica.
En clave científica, la copa menstrual: ¿Sí o no?
Un artículo científico publicado la semana pasada en la prestigiosa revista de salud Lancet Public Health, analiza ventajas y desventajas de las copas menstruales concluyendo que "son una opción segura y una alternativa a otros productos".
El informe toma como base datos de 43 investigaciones anteriores, además de consultar a 3.319 mujeres sobre su uso.
"Un total de 1.900 millones de mujeres en el mundo están en edad de menstruar -y pasan en promedio 65 días al año en contacto con el flujo de sangre menstrual- y, sin embargo, hay pocos estudios de calidad que comparan los medios protección", subrayó Penélope Phillips-Howard, una de las autoras del informe y profesora de la Liverpool School of Tropical Medicine.
Los interrogantes principales a la hora de utilizar una copa menstrual iban desde el dolor y la dificultad para ajustarla bien o retirarla, como también otras inquietudes relativas a fugas y roces.
Pero la revisión encontró que las complicaciones se daban poco.
Los resultados de 13 de los estudios revelaron que aproximadamente el 70% de las mujeres quieren continuar usando copas menstruales una vez que se familiarizan con el uso.
Entre otras cosas, el informe explica su funcionamiento: cómo hay que higienizarla, colocarla , cada cuánto hay que vaciarla , los tipos que hay, e insiste en que no provoca un incremento "del riesgo de infección vaginal" en comparación a otros métodos
Opción ecológica y económica
A diferencia de los tampones y compresas, las copas menstruales son reutilizables. Una misma copa, con los cuidados adecuados, puede llegar a durar hasta 10 años. Su composición, hace que sea una opción más amigable con el propio cuerpo que se libera de químicos, pesticidas y blanqueadores como el cloro que entran en contacto directo con la vagina.
Los investigadores creen que hacer las copas menstruales disponibles a nivel mundial podría ayudar a abordar la falta de acceso a productos sanitarios y los problemas de salud relacionados, como las infecciones.
Funcionan incluso cuando el agua y los baños no están disponibles o no son suficientes.
En Argentina, las copas menstruales cuestan desde 600 pesos, dependiendo de la marca.
¿Cómo funcionan?
Las copas menstruales están hechas de un material suave y flexible, como goma o silicona.
Una vez que se insertan en la vagina, crean un sello de succión que impide la filtración de sangre. Recogen más sangre menstrual que los tampones o toallas sanitarias y se vacían entre una o dos veces al día.
Hay dos tipos principales: una copa vaginal con forma de campana que se sitúa en la parte baja de la vagina y una copa cervical que se coloca más arriba, como un diafragma de anticoncepción.
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¿Cómo se usan?
Lo primero es encontrar el tamaño que mejor se adapta a nuestro cuerpo: el tamaño no tiene que ver con que el flujo menstrual sea mayor o menor.
Asegurate de que la copa está limpia y seca antes de usarla. Ahora dobla la copa e introducila en el interior de la vagina. Al colocarla, la copa se desplegará y formará una zona segura a prueba de fugas.
Para quitarla, tienes que apretar la parte inferior de la copa. Vacía el contenido en el inodoro o en tu jardín y enjuaga. Entre periodos, la copa se esteriliza sólo con agua hervida -también podes usar jabón neutro- y se guarda para volver a utilizar el próximo mes.
Desde 1930 las copas se fabrican industrialmente y son una opción segura, eficaz, ecológica y económica para mujeres y niñas en todo el mundo.
Aunque su popularidad no se compara con el de los tampones y las toallas, cada vez son mas las que eligen una forma alternativa de relacionarse con su menstruación y su cuerpo.