Uno de los creadores del grupo tropical se hizo amigo de Miguel Ocampo cuando eran pequeños. Desde ese momento, se hicieron inseparables y la vida les tenía preparada una sorpresa.
Integrantes de Los Palmeras eran amigos y resultaron ser hermanos
Es muy común pensar en un amigo como un hermano, alguien que se cruza en tu vida y se vuelven inseparables para siempre. A Marcos Camino y Miguel Ocampo les ocurrió en la vida real.
Marcos y Miguel se conocieron en el colegio cuando tenían nueve años. En seguida se dieron cuenta de que compartían las mismas pasiones: eran hinchas de Colón, les gustaba la música y hasta estaban enamorados de la misma compañera de curso. Con el paso del tiempo se convirtieron en amigos inseparables pero nunca hubieran creído la sorpresa que les tenía deparada el destino.
Ambos nacieron en Santa Fe. Marcos vivió con su papá biológico hasta los cuatro años, cuando se separó de su mamá, y desde ese momento mantuvo una relación con él a distancia. Por su parte, Miguel había sido criado por su mamá y por la pareja de ella, un hombre que le dio su apellido y lo adoptó como un hijo.
Cuando Miguel tenía 20 años, una persona tocó su puerta para ofrecerle un trabajo en la remisería del barrio, cuyo dueño era Máximo -el papá de Marcos-. Sin dudarlo, el joven se dirigió hacia el local con la esperanza de conseguir su primer trabajo.
"Pregunto por él, y cuando se presenta me hace sentar en un sillón. Me mira a los ojos y me dice: ?Yo soy tu papá. Marcos es tu hermano'", relató Miguel. Y agregó: "Me tiró su paternidad por la cabeza y yo no entendía nada. De repente tenía enfrente a mi papá y en el mismo momento me enteraba que mi mejor amigo era mi hermano".
Marcos se enteró de la noticia un día después, cuando su papá le reveló que tenía un hermano que conocía de antes: "Vino a mi casa, golpeó la puerta y ahí en la calle me lo contó. Dijo eso y se fue de vuelta a la remisería".
Al enterarse de lo ocurrido, Miguel se fue de su ciudad natal y no volvió a encontrarse con su amigo del alma hasta un año después. Miguel se enteró que su hermano iba a tocar el acordeón en un show y, sin pensarlo dos veces, lo fue a ver. Sin bien Miguel todavía no era parte del reconocido grupo "Los Palmeras", estaba cerca de serlo y ya tenía su primer seguidor.
Luego de finalizar el espectáculo, ambos se encontraron y se abrazaron en silencio. "Fue muy extraño porque nosotros siempre bromeábamos que como amigos teníamos tantas cosas en común que parecíamos hermanos. Ese abrazo de reencuentro fue, de alguna manera, un abrazo con la vida", reconocieron ambos.
Sus caminos siguieron rumbos distintos pero nunca más perdieron el contacto. Miguel se instaló en Buenos Aires y formó su familia, y Marcos recorrió el mundo entero con "Los Palmeras".
"Nos une la bondad, la música y Colón. Si bien no nos vemos como en la adolescencia las charlas que tenemos ahora son más nutritivas", reconocieron en una entrevista para Diario Clarín.