Los padres exponen cada vez más a sus hijos en las redes sociales, desconociendo los peligros que implica esta práctica.
Los problemas de compartir imágenes de niños en las redes
La foto de una bebé en la bañadera, de un almuerzo familiar o de una salida grupal con compañeros de trabajo son publicaciones que suelen compartir los adultos en las redes, hoy cuestionadas por los mismos chicos o por aquellas personas que no dieron su consentimiento para su difusión pública.
"Mis papás suben fotos mías a estados de WhatsApp o a historias de Instagram de cuando era chiquita o de los cumpleaños, y ya les dije que no lo hagan más porque salí mal o porque me da vergüenza", comentó a Télam Sofía, de 15 años.
Su testimonio se suma al de otros adolescentes que nacieron con Facebook, hace 15 años, y al haber crecido se encuentran con que, por ejemplo, la anécdota de la primera vez que usaron el inodoro está registrada en un video que circula en Internet.
A los 13 años de una persona, sus padres ya habrán publicado en promedio "1.300 fotos y videos" de ellos en las redes sociales, según el reciente estudio ¿Quién sabe qué acerca de mí? (Who knows what about me?), publicado por el Comisionado de Niños del Reino Unido.
Cifras que forman parte del fenómeno "sharenting" -del inglés "share" (compartir) y "parenting" (crianza)- en el cual los padres comparten información de sus hijos en Internet.
Un caso es el que vivió en marzo pasado la actriz Gwyneth Paltrow, cuando su hija Apple Martin, de 14 años, le dijo que no quería que subiera a Instagram (donde tiene más de 5 millones de seguidores) ninguna foto de ella "sin su consentimiento",
Pero a las figuras públicas el reclamo también les puede llegar por otro lado, como le sucedió recientemente a la cantante Pink, quien compartió una foto de su familia alimentando un pelícano y en la imagen su pequeño hijo salió sin pañal.
La artista recibió un aluvión de críticas en su Instagram por haber mostrado la desnudez de su hijo, y ella respondió que no se había dado cuenta y borró la foto; luego declaró que no iba a mostrar más a sus hijos en las redes.
Pero el problema excede a las fotos tomadas, y compartidas, de los más chicos de las familias.
El titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), Horacio Azzolín, situó al "sharenting" como una faceta de un fenómeno más amplio en el que "la gente saca fotos en cualquier lugar e incluye en sus fotos a terceros que, tal vez, no quieran salir".
Hay grupos de amigos que ya incluyen entre sus "códigos" el permiso de sacar fotos en los habituales encuentros, pero tomaron la decisión de no publicar nada en las redes sociales.
"No tiene que ver con que hagamos algo a que no se pueda contar, pero nos da tranquilidad", contó Carlos S. a Télam. "Desde que pusimos esa regla, es como que nos sentimos más liberados".
El fiscal Azzolín describió Télam su propia experiencia en este sentido: si saca fotos con amigos, por ejemplo, les pregunta si quieren salir y "si están todos de acuerdo en subirla a las redes", y agregó que la "responsabilidad" es clave.
Más allá de la "vergüenza" que puedan sentir los adolescentes, este fenómeno de compartir sin permiso puede tener otros riesgos: "Hay que ser muy cuidadoso con lo que se publica en Internet, y sin llegar al extremo de no publicar ninguna foto lo realmente importante es empezar por cuidar las configuraciones de las redes sociales", resaltó a Télam Camilo Gutiérrez, jefe del Laboratorio de Investigación de la firma de ciberseguridad Eset.
"Los chicos no son propiedad ni objeto de los padres y tienen los mismos derechos de decir que 'no' y poner límites dentro de su desarrollo", explicó el psiquiatra Santiago Escary, en diálogo con Télam.
Agregó que "lo importante es tener un buen diálogo familiar y respetar cuando dicen que 'no'", en un contexto donde "la invasión tecnológica ha llegado a lo más íntimo con un disfraz de integración".