Bajó el consumo de cigarrillos en Argentina, pero aseguran que la seguridad de estos dispositivos alternativos "no ha sido comprobada científicamente".
Advierten sobre "los peligros" del cigarrillo electrónico
El consumo de tabaco, al igual que en otras partes del mundo, se redujo en la Argentina, aunque, en menor escala, parece convertirse en tendencia el cigarrillo electrónico, cuya seguridad "no ha sido comprobada científicamente", advirtió la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
La entidad, en un comunicado emitido a poco de celebrarse el jueves próximo el Día Mundial sin Tabaco, alerta sobre la utilización de dispositivos que facilitan la inhalación de sustancias cuya seguridad "no ha sido comprobada científicamente".
En tanto, en la Argentina el consumo de tabaco continúa en una línea descendente desde 2005 y ahora alcanza al 22,2 por ciento de la población, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, de 2018.
También se redujo la cantidad de fumadores pasivos, aunque se estima que una de cada cinco personas continúan expuestas al humo en lugares laborales.
A nivel mundial, de acuerdo con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de siete millones de personas, entre las cuales hay más de seis millones de fumadores activos y unos 890 mil expuestos al humo.
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En la Argentina, a pesar de la mejora de los índices se alerta que la prevalencia de consumo de tabaco y la morbimortalidad atribuible continúan siendo de las más elevadas de la región.
En ese contexto, surgió el cigarrillo electrónico o E-Cig, que "de acuerdo con las publicidades de las mismas tabacaleras y sin ningún respaldo científico, afirman ayuda a dejar de fumar, es más seguro que el cigarrillo tradicional y no genera adicción", planteó la AAMR.
De acuerdos con distintos estudios, difundidos por la AAMR, los dispositivos electrónicos de liberación de nicotina permiten también la inhalación de otras sustancias (saborizantes, cocaína, drogas sintéticas y derivados de cannabis, entre otras), que además del poder adictivo, suman nuevas toxicidades potenciales que pueden afectar adversamente sobre el aparato respiratorio.
Para la entidad médica, los dispositivos electrónicos que permiten la liberación de nicotina u otros dispositivos representa una amenaza a la salud respiratoria.