Las dudas sobre el poder real siempre hicieron daño en la Argentina. Claves en una semana intensa, en la que se define parte del futuro político.
Alberto-Cristina: Audacia de resultado incierto
Error garrafal, extravagancia, locura, o genialidad de estadista para ganar en primera vuelta. Las opiniones y especulaciones sobre la movida de la ex presidenta, que resignó volver a competir por la primea magistratura del país, recorrieron ese extenso arco, en el que es muy difícil ponerse de acuerdo. Durante el fin de semana, las opiniones de encuestadores sensatos como Sergio Berensztein o Mariel Fornoni, aconsejaron esperar a que la sorpresiva fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner "decante", mientras el resto de los actores de la política nacional produce sus reacomodos obligados.
En las últimas horas, al inesperado anuncio de Cristina sucedieron hechos concretos. El mismo sábado, en sucesivas comunicaciones, el gobernador cordobés Juan Schiaretti se comunicó con el mendocino Alfredo Cornejo. No son sólo gobernadores. Schiaretti es uno de los dueños de la "patente" del peronismo federal. Y Cornejo es el líder de la UCR que el 27 de este mes, el lunes próximo, debe decidir en una compleja convención los pasos a seguir adentro de Cambiemos.
El flamante candidato Alberto Fernández decidió -de acuerdo a reportes de Clarín y La Nación- hacer llamadas a gobernadores e intendentes del peronismo, el kirchnerismo y sus periferias. Logró juntar el concurso de varios, entre ellos Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Sergio Casas (La Rioja). Ninguno de ellos tiene el peso electoral del cordobés Schiaretti, quien le aseguró a Cornejo en aquellas comunicaciones del sábado, que seguirá adelante con la "tercera vía", el espacio Alternativa Federal. Fernández -de acuerdo a un reporte de Clarín- no habló con Juan Manuel Urtubey ni con Schiaretti. Y todos apuestan a que habría un acercamiento con Sergio Massa.
En política, los detalles son importantes. El gobernador chubutense Mariano Arcioni es un patagónico que conoce a Alberto Fernández desde hace muchos años. Escribano de profesión, Arcioni ha tenido muchos conocidos mutuos con el flamante candidato de Cristina. Hablaron el sábado, pero Arcioni no le dio apoyo público. El chubutense es muy amigo y cercano a Sergio Massa, con quien compartieron estudios y aventuras juveniles. La Ciudad de Buenos Aires amaneció con carteles este domingo. Decían "Massa presidente".
Es claro que la jugada de Cristina está destinada a las superestructuras partidarias y políticas y a los poderes reales. Varios analistas coincidieron el fin de semana en que hoy podrían subir los bonos argentinos y bajar un poco el dólar, ante la noticia de que Cristina no volverá a ser presidenta de la Nación. Algo que de todos modos en esos mismos círculos, nadie da 100 % por cierto. Por algo Alfredo Cornejo, desde una plaza del Barrio Bombal, dijo que el experimento de Cristina le hacía recordar aquello de "Cámpora al gobierno, Perón al poder". Es obvio que la ex presidenta buscó una fórmula más "amigable" que pudiese ganar y gobernar ensanchando los límites de Unidad Ciudadana hacia el centro, y hacia el peronismo federal. Y que aportó su propio nombre para dotar la fórmula de peso político, con un candidato a presidente casi desconocido para la mayoría. Todo esto, a la vez, podría ser interpretado como un signo de debilidad.
Sobran los interrogantes, que por ahora nadie puede responder. ¿Alguien creería que el poder real lo ejercerá Alberto Fernández? Ha dado múltiples pruebas de ser un gran operador con todos los poderes, especialmente en el múltiple frente judicial que atormenta a Cristina. Pero los votos, serán de "la jefa". ¿Es una mejor fórmula para quienes desconfían de la ex presidenta? Una lectura superficial podría decir que sí. Pero este interrogante está íntimamente ligado al anterior. El FMI, el mercado, la política, los medios, especialmente el Grupo Clarín archienemigo de Cristina, esperarán señales más concretas.
La UCR y el gobierno deberán reacomodarse también. Macri analizó la fórmula como un "error" de Cristina. Pero es difícil dejar de ver que la candidatura del Presidente, precedida de una economía pésima y a los tumbos, se justificaba plenamente como contrafigura de Cristina y "el pasado", como les gusta decir en la Casa Rosada. Ahora el presidente deberá enfrentar los embates de quienes cuestionan su candidatura, particularmente de los radicales.
Alfredo Cornejo carga una mochila pesada. Ya avisó que pretende "abrir" Cambiemos y ampliarlo a fronteras del peronismo federal, porque hoy no alcanza para ganar. Tiene por delante la Convención Nacional de la UCR el 27 de mayo. Saldrá de allí un mandato para "ampliar" Cambiemos, y una comisión negociadora tendrá 16 días para conformar un frente, y convencer a Macri y a Marcos Peña de la necesidad de sumar más aliados, tanto como de tener un candidato propio en las elecciones. "No le queremos ganar a Macri. Queremos contener el voto anti-Macri que ya eligió Cambiemos en 2015" explican.
Los radicales cuentan un saldo duro de digerir. Cambiemos perdió nueve elecciones ya este año. Cinco PASO y cuatro generales. Además, la UCR en particular perdió tres intendencias de capitales provinciales, en una sucesión de pesadilla: Santa Fe (primarias), Córdoba y Santa Rosa. Los radicales del interior, buena parte de los delegados de la provincia de Buenos Aires, y los más díscolos, irán a la convención pidiendo sangre y con el cuchillo entre los dientes.
La jugada de la ex presidenta obligó a todos los replanteos, y habrá que esperar sus efectos en una semana muy intensa. Hoy se sabrá cómo responden los mercados. Mañana habrá una foto incómoda para Cristina, sentada en el banquillo de los acusados en la causa "obra pública" después del papelón de la Corte Suprema, junto a Julio De Vido, Lázaro Báez, y José López, unos "presos políticos" un tanto particulares a los que nunca fue a visitar a la cárcel. Alberto Fernández ya dijo que la va a acompañar. Luego habrá reuniones entre Schiaretti y Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto. No está confirmado aún pero participarían Margarita Stolbizer y el socialista Miguel Lifschitz. También habrá una conversación entre el presidente Macri y el gobernador cordobés. Y el lunes, será el turno de la convención de los radicales. Hay quienes auguran "muchas noticias" en el espacio Alternativa Federal, pero también en Cambiemos.
Cristina es muy mala para transferir votos y para elegir delfines. Amado Boudou fue un fiasco, condenado y preso por corrupción. Carlos Zannini fue una especie de "mochila de plomo" en la fórmula presidencial que encabezó Scioli en 2015. Todo el mundo lo vio como un "comisario político" de Cristina. No salió mejor la apuesta por Aníbal Fernández como candidato a gobernador de Buenos Aires. Perdió con María Eugenia Vidal. ¿Por qué confiar en que sería un acierto la opción por Alberto Fernández, relegándose ella misma? La elección de Cristina rebalsa de extrañeza, pero tiene motivos y explicaciones. Nadie puede negarle picardía política, ni capacidad para generar la iniciativa. Sólo se habla de ella desde que presentó su libro "Sinceramente", luego vinieron su visita al PJ, y finalmente, la postulación de su ex jefe de gabinete, reservando para ella el lugar de candidata a vice.
Siempre que hubo dudas sobre el poder real en la Argentina, sobrevinieron los desastres. El experimento de "Cámpora al gobierno-Perón al poder" terminó en un golpe de palacio que colocó a Perón en su última presidencia, junto a su esposa María Estela Martínez de Perón, "Isabelita". Obtuvieron el 61,85 % de los votos. Luego, Isabel tendría menos poder que su propio ministro José López Rega, fundador de la macabra Triple A. Aquello terminó en un golpe y una dictadura sangrienta. Treinta años más tarde el propio Kirchner fue catalogado como "delegado" de Duhalde, y en la primera presidencia de Cristina el que mandaba era Néstor, con oficinas cercanas a la Casa Rosada, detrás de donde estuvo el monumento a Colón.
Extravagancia o genialidad, sólo el resultado de las primarias de agosto dirá si Cristina acertó, si la nominación de Alberto Fernández fue un error de proporciones, o una locura. Mientras tanto, todo el mundo está bailando la música que propuso la ex presidenta. Nadie puede negarle "centralidad", una de las nuevas palabras de moda.
La unidad del peronismo -o de la mayor parte del PJ, si se produce- sería un golpe de nocaut para Cambiemos. ¿Sería capaz Cristina, de correrse totalmente de la fórmula, en pos de esa unidad?
El escenario electoral podría aguardarnos más sorpresas.