Los resultados de ayer en Córdoba, aunque esperables, sorprendieron por su amplitud. El rol de Cornejo y los otros gobernadores. ¿Se puede fracturar la UCR?
Convención radical: La misión de frenar la rebelión anti Macri
El destino de Cambiemos tal como existe hoy se jugará en la Convención Nacional del Radicalismo, el 27 de este mes en Parque Norte, Ciudad de Buenos Aires. Y la rebelión "Anti Macri" en los díscolos radicales sobre todo de Buenos Aires, Córdoba, y otros distritos del interior, parece imparable. Esa Convención debe decidir si la UCR sigue o no adentro de Cambiemos o si tiene alguna propuesta superadora. Presidida por un radical "Anti M" como Jorge Sappia y con la olla a presión a punto de explotar, el debate que habrá promete ser mucho más fuerte que la Convención de Gualeguaychú, en 2015, que le dio a Cambiemos la forma que tiene hoy.
La convención de la UCR es uno de los organismos partidarios colegiados más complicados del país. Se integra con una cantidad de convencionales igual a la suma de diputados y senadores nacionales de cada uno de los distritos provinciales en los que se divide la organización partidaria. Casi nunca hay "internas" para elegir esos delegados. En la vida íntima radical, los convencionales siempre son variopintos, y producto del acuerdo de sectores. Un botón alcanza de muestra: el radical "rebelde" mendocino Fernando Armagnague tiene dos convencionales en la lista de los trece delegados mendocinos. Por lo tanto, el conjunto de la Convención Nacional es francamente incontrolable. Lo que ocurra, dependerá de las negociaciones previas y de los discursos.
El gobernador Alfredo Cornejo, como presidente del radicalismo, está sentado en un polvorín. Su misión es frenar la rebelión radical, atenuarla, conducirla, y obtener de la Convención un mandato políticamente viable, que permita a Cambiemos llegar en condiciones competitivas a las primarias presidenciales de agosto. "Somos la última barrera contra el regreso de Cristina" dicen los dirigentes de la UCR, y así lo viven. Cornejo ya ha dado indicios en público. "Con Cambiemos no alcanza" dijo hace poco. En privado, los radicales admiten que Macri perderá indefectiblemente las elecciones con Cristina si no dan un golpe de timón.
Las elecciones de ayer en Córdoba fueron la prueba de lo que ocurre. Por errores propios, egoísmos personales y falta de pericia política, la UCR y Cambiemos se dividieron. Y el peronismo logró una elección histórica. Cambiemos perdió además la ciudad de Córdoba, la segunda del país. El gobernador Juan Schiaretti, un peronista moderado, "dobló" en votos a los postulantes Mario Negri y Ramón Mestre. Anoche, radicales y PRO eran un festival de echarse culpas, aunque el resultado no fue sorpresa para nadie, salvo por la dimensión de la paliza. Claro, nadie podría excluir del análisis el peso de la situación económica del país, en las elecciones. Sobre todo en las zonas productivas, donde Cambiemos está sufriendo las mayores derrotas.
Cornejo y el jujeño Gerardo Morales llevarán a la Convención una propuesta negociada. La idea es que el organismo partidario emita un mandato de "ampliar Cambiemos" al peronismo federal, a Roberto Lavagna, a dirigentes como Miguel Ángel Pichetto, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey. Es decir, una suerte de alianza anti Cristina, lo más completa posible. Y habrá además un mandato para que en los distritos, la fuerza sea tan amplia como se pueda. De hecho, tanto en Mendoza, como en Jujuy o en Corrientes, las tres provincias gobernadas por radicales, Cambiemos contiene a varios partidos. Incluso a algunos que a nivel nacional están en la vereda de enfrente de Macri, como en el caso mendocino el Partido Renovador de Guillermo Pereyra, que adscribe a Sergio Massa.
"También podemos perder... o puede no funcionar... Puede que Lavagna no quiera saber nada... en ese caso... tendremos que seguir como estamos y morir con las botas puestas" dicen los dirigentes radicales que aun piensan en sostener Cambiemos.
Habrá una "comisión negociadora" para conversar con partidos y sectores. Sus dos principales integrantes serán el jujeño Gerardo Morales, y el histórico operador Enrique "Coti" Nosiglia. "Será una comisión con poder político suficiente para decidir, porque no hay tiempo para nada" dicen en la UCR.
El problema es que la rebelión está en marcha. Martín Lousteau recuerda cada tanto que no pertenece a Cambiemos, y que hay que estar en cualquier lugar en el que no esté Macri. Algunos radicales menean su nombre como candidato a presidente o vicepresidente. Otros, ya trabajan desembozadamente para Roberto Lavagna. Uno de ellos es Juan Manuel Casella. Amaga con formar un nuevo frente encabezado por el ex ministro de Economía. Y ya ha conseguido que varios radicales le presten no sólo apoyo, sino ideas para construir una plataforma electoral. También Morales y Cornejo piensan en Lavagna.
El gobernador mendocino es además presidente de la UCR. Tiene una misión difícil. Sabe que no lo van a sacar "en andas" de la Convención Nacional. Pero no quiere ser el presidente del radicalismo que vacíe Cambiemos, ni que fracture al partido. Ambas posibilidades están latentes. Por eso se jugará entero a sacar de la Convención un mandato que amplíe Cambiemos, y que a la vez lo mantenga vivo. Para el gobernador, en estas elecciones se define realmente el futuro de la Argentina. El de país normal, o el regreso al populismo más irresponsable, pero a la vez tentador para millones de personas que la pasan mal. Si Cristina vuelve, será por el fracaso rotundo de la economía de Macri.
Dos semanas y dos días después de la Convención radical, se definen los frentes electorales para las elecciones nacionales. Esto será el 12 de junio a la medianoche, tres días después de las elecciones PASO de Mendoza, el 9 de junio. Ese día además se vota en elecciones generales en San Juan, Misiones, Chubut, Entre Ríos, Tucumán, y Jujuy. Sólo nuestra provincia y Jujuy darían buenas noticias al oficialismo. Una semana antes, la derrota de Cambiemos será en las generales de La Pampa. La pesadilla electoral no termina nunca.
¿Hay tiempo para armar una súper alianza competitiva contra Cristina? Obvio, Cornejo, Morales y Valdés creen que sí. Pero otros lo ven materialmente imposible. "¿Traer a Pichetto, Massa, Urtubey, Lavagna, a competir en el espacio del presidente? Es imposible" dice un ex senador radical que supo tener poder partidario.
Habrá que ver. Los días por venir serán frenéticos. Pero menos intensos que los que vendrán para quien deba gobernar. La Argentina, esté quien esté frente a la Casa Rosada, volverá a pasar por un ajuste feroz de su economía. Nadie o muy pocos lo dirán en la campaña. Pero todos lo saben bien. Hasta Cristina.