Diseñó un plan que consistía en impulsar la aprobación de 20 leyes en forma conjunta.
Quién fue y qué hizo José Ber Gelbard, el ex ministro que mencionó Cristina
José Ber Gelbard fue un empresario nacido en Polonia el 14 de abril de 1917. Hijo de una familia judía de Radomsko (Polonia) y llegó a Argentina en 1930. En sus comienzos recorrió las provincias de Tucumán y Catamarca como vendedor ambulante de corbatas.
Tenía una inteligencia poco común. De hecho, fue autodidacta. En 1953 fundó Confederación General Económica (CGE), en la cual agrupó a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios del interior del país.
En el año 1973 asumió como Ministro de Economía de Héctor Cámpora y continuó en su cargo hasta octubre de 1974 en la última presidencia de Perón. Fue artífice del denominado plan 0, que tenía la intención de mantener estable la inflación, manteniendo alrededor de 300 productos de la canasta básica a precios estables.
Diseñó un plan que consistía en impulsar la aprobación de 20 leyes en forma conjunta, que buscaban concretar la "Reconstrucción y Liberación Nacional". Entre las más destacadas se pueden mencionar las leyes de promoción industrial, de promoción minera, de fomento agrario, de recomercialización de granos y carnes, así como también las de nacionalización de los depósitos bancarios y de los bancos desnacionalizados. Perón encontró en Gelbard al gremialista empresario que podía ayudar a conformar su modelo corporativo basado en una "comunidad organizada" bajo acuerdos entre el Estado, los empresarios y los trabajadores.
Poco antes de presentar su renuncia en junio de 1974 fue al Congreso donde habló 3 horas. El acuerdo que había impulsado entre empresarios y sindicatos para congelar precios y salarios por dos años crujía. El resultado de ello había sido que las empresas y comerciantes acaparaban productos y los vendían en el mercado negro. La tasa de inflación anual al momento de su renuncia era del 13 % pero se proyectaba al 30% para fin de año.
El contexto económico de la época tornó inviable su idea de congelar precios y salarios internos. En 1973 la OPEP dispuso subir el precio internacional del petróleo, lo cual obligaba a las naciones a hacer ajustes internos y devaluar la moneda. El Plan de Gelbard no contemplaba esa variable y la consecuencia fue una inflación reprimida.
En esa presentación en el Congreso decía que los economistas tenían "una visión a corto plazo de los problemas, y se veían muy atraídos a combatir la inflación mediante la reducción de los salarios reales, lo que ofrecía una salida ilusoria".
"Muchas veces, el ritmo de la actividad cotidiana impide apreciar debidamente de qué modo, haciendo gala de total impunidad, algunos sectores desalojados del espectro político, que aún manejan ciertos resortes, están creando su propia realidad y saboteando nuestra tarea de cambio", señalaba al tratar de explicar el fenómeno de la escasez y el mercado negro. Pero decía que "un cambio tan drástico de las tradiciones políticas económicas liberales, impuestas por los empleados de los monopolios, no podía funcionar sin ciertos tropiezos".
"Dos problemas reales, cuya magnitud y origen se vienen exagerando interesadamente, el desabastecimiento y el mercado negro. Estas desviaciones frente al contexto que acabamos de describir, no son un hecho capital", trataba de relativizar en funcionario quien consideraba que "sólo puede tener una oscura finalidad: minimizar la política o conspirar contra sus resultados finales". Agregaba que "en una economía con libertad de precios, estas desviaciones son menores, pero en esas economías son también mucho menores el consumo y los ingresos de los sectores del trabajo, que son los primeros destinatarios de esta política" Y acusaba que "bajo el pretexto del desabastecimiento y el mercado negro, se desea sabotear la política votada por el pueblo".
Puntualmente, afirmó que para estos sectores, "tanto sindicales como empresarios" a los que calificó como "voceros de la dependencia y aventureros", el gobierno había cometido "otras herejías, entre las más graves, la de terminar con la plenipotencia de los gestores internacionales, que se quedaron sin negocios, y lanzarse por el camino al del desarrollo independiente en la esfera del intercambio económico".
Al hacer un balance de su gestión dijo que "la participación de los trabajadores en el ingreso nacional pasó del 33 al 42,5%, la desocupación que en abril de 1973 era del 6,6% en octubre era del 4,4% (Nota de la R. terminaría su gestión con un índice de desocupación similar a este último guarismo) y la tasa de inflación anual pasó del 80% al asumir a menos del 13%".
La crisis económica en la que entró el gobierno peronista de entonces tuvo una salida con la asunción en Economía de Celestino Rodrigo, quien aplicó una ortodoxa receta devaluatoria del 160% para licuar salarios y costos empresarios.
Para marzo de 1976, pocos días antes del derrocamiento de Isabel Perón, Gelbard otorgó una entrevista a la revista Cuestionario, en la que señaló que existía "una campaña destinada a exhibir nuestras tragedias presentes como un resultado de la política económica aplicada entre mayo de 1973 y octubre de 1974, cuando la realidad es que estamos sufriendo las consecuencias de haber abandonado aquella política. La maniobra es clara: primero se hizo arriar las banderas del desarrollo con justicia social y soberanía, y ahora se trata de asegurar que nadie se atreva en el futuro a levantar estas mismas banderas. Hoy, no hay más que mirar la cara de la gente para ver su angustia".
Gelbard se exilió a los Estados Unidos, tras lo cual los militares confiscaron sus cuentas y le retiraron su ciudadanía argentina, dejándolo apátrida. En octubre de 1977, un aneurisma cerebral acabó con su vida a los 60 años.