En este país, los "correctivos" pueden costar vidas. El violento llamado de Aníbal Fernández, a escrachar a una persona que fotografió a Cristina en un avión.
Vuelve todo
Vamos por todo. El viejito amarrete. El gordito golpista. Los "jueces hijos de puta" de Hebe de Bonafini. Las plazas del escrache. Escupamos a los periodistas. Menos pobres que en Alemania. Acá no se vota. Los piqueteros de la abundancia. El enemigo es el otro.
Vuelve todo.
Un episodio protagonizado por un pasajero que compartió vuelo con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner nos metió -a través de un "flashback"- en la soberbia habitual de muchos dirigentes kirchneristas. A la "jefa" no se la puede fotografiar. Y aquel que la "moleste" debe ser identificado, escrachado y hostigado en público, para aplicarle "un correctivo". Así, tal cual, lo pidió el ex ministro del interior y ex jefe de gabinete de Cristina, Aníbal Fernández. "...este ruin, le faltó al respeto a Cristina. ¿Conocés a este pelotudo? Estaría bueno identificarlo. Que ganas de suministrarle un correctivo..." escribió el ex funcionario y último candidato de Cristina en la Provincia de Buenos Aires:
¿Al fiscal Alberto Nisman, le habrán aplicado también un "correctivo"?
Los hechos: el fin de semana, el empresario David Lacroze se cruzó con Cristina a bordo de un vuelo de Copa Airlines. Acababa de fallecer la madre de la ex presidenta y ella viajaba a ver a su hija Florencia, quien está bajo tratamiento médico en Cuba. El hombre, sentado en la nave unas filas más atrás, le sacó a Cristina una fotografía que puso fuego a una polémica de proporciones.
Los kirchneristas dicen que la increpó durante distintos pasajes del vuelo, y salieron a pedir castigos. El más extremo fue Aníbal Fernández. Y luego hubo una ola de mensajes de repudio. A Lacroze lo identificaron y escracharon. Lo vincularon a la dictadura y a los Panamá Papers. Periodistas, militantes, y dirigentes afines al kirchnerismo participaron de la cacería y la grieta se ensanchó otro poco.
Lacroze se defendió en un grupo privado de WhatsApp. "Estoy en el exterior. Me tocó viajar con la expresidenta en el avión. Nunca conversé con ella de ningún tema y, como figura pública que es y en un lugar público, le saqué una foto. Fue todo el contacto que tuve con ella", escribió según la cita del diario La Nación.
El método
En los doce años de kirchnerismo, pero especialmente en los ocho años de mandato de Cristina, desde la ex presidenta hacia abajo utilizaban la metodología del "escrache." Incluso ella lo hizo por cadena nacional más de una vez. Cualquiera podía caer bajo su furia. A mediados de 2012, justamente en uno de los tantos discursos por cadena, Cristina trató de "abuelito medio amarrete" a un señor llamado Julio César Durán, que había presentado un recurso de amparo para poder comprar 10 dólares, en pleno "cepo" kirchnerista. Meses después, el periodista Juan Miceli, entonces en la TV Pública, fue despedido luego de preguntarle a Andrés "Cuervo" Larroque por el uso de identificaciones de La Cámpora, en el reparto de ayuda solidaria a inundados platenses. Hay ejemplos para todos los gustos.
Ahora, a las puertas de unas elecciones generales, el comportamiento político violento amaga volver. Pareciera que algunos no caben en sí mismos, encendidos por los deseos de venganza.
Hay un plan "Cristina buena", silenciosa, que crece en las encuestas. El consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí ha tenido mucho que ver en esa construcción. Ese plan la puso a las puertas de un triunfo electoral en 2017, pero perdió contra el macrista Esteban Bullrich en la provincia de Buenos Aires. Ahora, otra vez, las encuestas le sonríen ante un gobierno cuya imagen se derrite por minuto a causa de los dislates económicos.
Cristina tiene suerte de que una porción importante del electorado no tenga en cuenta la corrupción, la desestime, o crea sinceramente que es una construcción, un relato. Pero si quiere ganar, deberá tener cuidado de los ansiosos de revancha que se nutren en el kirchnerismo y la rodean. No es bueno andar prometiendo "correctivos" por una foto insignificante en un avión. En este país murió gente por una foto. ¿De qué correctivo habló Aníbal?
Vuelve todo.
Y ahora todos estamos advertidos.