En público el gobierno jura que Macri es el candidato a pesar de todo. Pero en privado admite que el "Plan V" es concreto y real.
Aunque lo nieguen, Vidal será la candidata presidencial de Cambiemos
A coro, los funcionarios de Cambiemos insisten en decir que no hay "Plan B", que el candidato a suceder a Mauricio Macri es él mismo. Nadie más.
El último en mencionarlo fue el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien puntualizó a principios de abril: "El candidato a presidente de Cambiemos es el presidente Mauricio Macri, que va a ir por la reelección".
Es curioso, porque jamás en la historia de la política debió aclararse en tantas oportunidades que un candidato estaba confirmado, más aún cuando el postulante es el mismísimo presidente de la Nación en ejercicio.
¿Por qué entonces en esta oportunidad debe aclararse una y otra vez que no hay una segunda opción oficial? Simple: porque la imagen de Macri sigue cayendo en picada y, en sentido inversamente proporcional, crece la valoración sobre la figura de Cristina Kirchner.
En ese contexto, es donde aparece el "Plan V", aquel que pone a María Eugenia Vidal en carrera presidencial. "No es lo que más nos convence, pero es por una cuestión de necesidad. No podemos dejar que el kirchnerismo vuelva, sería catastrófico en todo sentido, especialmente en lo ateniente a la economía", dijo al Post un reputado secretario del Ejecutivo nacional.
El mismo funcionario explicó que, lo que terminó de convencer al oficialismo de apelar a la hoy gobernadora bonaerense, fueron dos encuestas de opinión, pertenecientes a las firmas Synopsis y Ricardo Rouvier & Asociados respectivamente.
Allí, las mediciones plantean diversos escenarios de ballotage, en los que siempre pierde Macri. A su vez, la valoración positiva de la figura de Cristina crece lenta, pero incesantemente.
En contraposición, la imagen del presidente persiste en disminuir, sin solución de continuidad. En ese marco, aparece para los encuestadores un nuevo fenómeno: personas que ideológicamente adhieren al macrismo pero que votarán a Cristina solo por una cuestión económica.
¿O acaso no estábamos mejor cuando ella gobernaba? Es una pregunta engañosa, pero que beneficia finalmente a la otrora mandataria.
Por su parte, Cristina intenta zafar a su hija Florencia del derrotero judicial que la trae contra las cuerdas respecto de la investigación del hotel Los Sauces. Por eso, la mantiene en Cuba, a pesar de todo.
Sospecha que el Tribunal Oral Federal (TOF) N° 5 está siendo manipulado por puntuales referentes del peronismo. Más aún: está segura de que todo lo que ocurre en estas horas -incluso la catarata de procesamientos en su contra por parte de Claudio Bonadio- es parte de un apriete político del PJ para que desista de su candidatura, aquella que, dicho sea de paso, jamás confirmó oficialmente.
Entretanto, su mayor temor es Florencia. Ciertamente, ella ostenta fueros y su otro hijo, Máximo, también. Pero la más pequeña, no. Ergo, jamás dejará que ella regrese al país. A menos que tenga la seguridad de que no caerá presa.
En estas horas, el Cuerpo Médico Forense analiza la cuestión. Hurga en la historia clínica de Flor K para ver si amerita que siga en Cuba o no.
No es algo que le preocupe a Cristina, ni siquiera si la Justicia decide declarar en rebeldía a su hija, en caso de no querer regresar. Ella sigue negociando, buscando una salida que le permita cerrar todos los frentes.
Su eventual candidatura depende de esas negociaciones. ¿Se acabará el acoso contra ella y su hija si se baja o se hará más virulento?
La respuesta la tiene el PJ.