En 1994 el cuerpo del joven fue hallado con el torso desnudo, un ojo reventado y varias costillas quebradas. Todos los acusados quedaron en libertad.
Soldado Carrasco: símbolo del fin de la Colimba a 25 años de su asesinato
El 6 de abril de 1994 Omar Carrasco, soldado de Grupo 161 de Artillería de Cutral Co fue hallado sin vida en el predio de una unidad del Ejercito ubicada en Zapala, Neuquén. El hecho generó conmoción social y fue determinante para que el gobierno de Carlos Menem estableciera el final del Servicio Militar en la Argentina.
El caso de Carrasco fue emblemático. Tres días después de haber sido reclutado se lo declaró como desaparecido y desertor, algo que le fue comunicado a sus padres dos semanas después, cuando el soldado no llegó al hogar familiar en el que iba a ser el primer día franco de su servicio.
El cadáver del soldado apareció a 700 metros de la compañía donde había sido reclutado durante un segundo rastrillaje, ya que en el primero una patrulla pasó por ese mismo lugar 15 días antes y no había encontrado nada.
El cuerpo de Carrasco estaba con el torso desnudo, tenía un ojo reventado, varias costillas quebradas y, peritajes que se le practicaron, determinaron que había sido movido antes de permanecer en un sitio húmedo y oscuro, lo que explicaba el estado de momificación que exhibía.
El juez de Neuquén Rubén Caro orientó la investigación hacia "un baile" y varios castigos físicos que recibió Carrasco en los primeros días de la instrucción por parte de los conscriptos "viejos" Cristian Suárez y Víctor Salazar, quienes habían recibido órdenes directas del subteniente Ignacio Canevaro.
Un año y medio después del crimen, Canevaro recibió una condena de 15 años, en tanto que Suárez y Salazar fueron sentenciados a 10, y el sargento Carlos Sánchez recibió una pena de tres años por encubrimiento.
Tras ese juicio se abrió un segundo proceso conocido como el caso Carrasco II, en el cual se investigaron las circunstancias que siguieron tras la muerte de Carrasco en esa unidad militar de Zapala.
En esa investigación, una pericia de la Policía Federal estableció que Carrasco tuvo una sobrevida de entre 48 y 60 horas luego de la golpiza que le propinaron.
Esta pericia apuntaba a que, como producto de una mala atención médica, Carrasco sufrió una hemorragia interna y una lesión pulmonar que le causó la muerte, pero las conclusiones de este informe no fueron tenidas en cuenta en el juicio por el encubrimiento, y 11 años después del crimen, esa causa prescribió.