Ceferino Rotili estuvo años prófugo en Chile hasta que la causa prescribió y pudo recuperar el vínculo con sus hijas. Ellas afirman que todo fue manipulado por su madre.
Lo condenaron por abusar a sus hijas: ellas descubrieron que es inocente
Un hombre vivió muchos años a la sombra de la ley, prófugo en Chile, debido a que la Justicia argentina lo condenó por abusar de sus hijas cuando eran menores de edad. Sin embargo con el tiempo las jóvenes cayeron en la cuenta de que no recordaban ninguna situación de abuso y que todo había sido manipulado por su madre, para dañar a su ex pareja.
La causa ya prescribió y Ceferino Rotili volvió al país, se instaló en Córdoba y pudo recuperar el vínculo con sus hijas que hoy ya son adultas.
Las historia comenzó en Bahía Blanca en el año 2001. El hombre fue acusado de abusar de Mariana, que tenía 6 años en esa época, y su hermana María Paz. En el año 2007 lo condenaron, pero se mantuvo prófugo en Chile. Cuando la causa finalmente expiró, por los tiempos legales, Mariana contó en Twitter la historia.
Según el relato de la joven, toda la situación fue manipulada por su madre, Flavia Poinsot. Primero lo denunció por violación, pero las pericias físicas no demostraba esa acusación, por lo tanto la causa fue caratulada como abuso simple. Sin embargo, a las nenas nunca les hicieron cámara gesell, ya que en esa época no era obligatorio, y todo se baso en los informes de psicólogos particulares.
"Yo tenía 6 años, mi mamá entonces denunció a mi papá porque supuestamente había abusado de mi hermana y de mí. Al principio quiso caratular la causa como violación, pero no teníamos signos médicos de tal posibilidad. Entonces la causa fue caratulada como abuso simple. Nunca hicimos una cámara Gesell, que no era obligatoria en aquel momento, sino que se basó en los informes de las psicólogas privadas", dijo Mariana en una entrevista a Infobae.
"Que se aprovechaba cuando mi mamá (Flavia Poinsot) no estaba, que la llevaba a la pieza con mentiras, les hacía sacar la ropa y las amenazaba con pegarles. Que metía mano en la parte de adelante, si lloraban, él se reía. Que cuando se iban a bañar, las hacía bañar con agua fría y les daba toallones mojados para secarse. Les hacía ver películas con chicos que se sacaban la ropa y después mostraban el cuerpo. Que las amenazaba con fuego, que les acercaba el encendedor y les decía que las iba a quemar y prender fuego la casa y que nadie les iba a creer", dice un extracto del documento.
"Ya de más grande empecé a investigar, hice terapia y pude leer la carta por la que condenaron a mi papá y me di cuenta de que esa carta no está escrita por una nena de 12 años. Al leer el veredicto me di cuenta de que había un montón de incoherencias. El psicólogo decía que mi hermana María Paz no había sido abusada y que sólo repetía lo que yo decía o lo que mi mamá decía y nadie se daba cuenta de que no había sido abusada. A mi padre le notificaron cuando estuvo con prisión preventiva por 20 días en 2002 que le habían dado la tenencia de mi hermano Matías: ¿cómo la justicia puede darle la custodia de un menor a un supuesto abusador?", cuestionó.