Exiliada en la dictadura: testimonio de una mujer militante

El testimonio de Nora Llaver, una exiliada que narra el período de la dictadura desde un punto de vista subalterno.

Exiliada en la dictadura: testimonio de una mujer militante

Por:Constanza Terranova
Periodista

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas dieron un golpe de estado al gobierno de Estela Martínez de Perón. Durante siete años la dictadura militar desapareció a 30.000 personas. Por lo general se habla de los desaparecidos, pero una vez más invisibilizamos a las miles de mujeres que lucharon, resistieron, se exiliaron, desaparecieron y asesinaron en uno de los períodos más siniestros de la historia nacional.

Nora Llaver es doctora en Ciencias de la Educación y fue exiliada política desde 1975. En La Trenza dialogamos sobre su historia como militante que comienza cuando, con 18 años, migró de Mendoza a San Luis para estudiar psicología.

Nora Llaver fue una exiliada política durante la última dictadura militar.

Al irse a San Luis, Nora desafío a su familia y al rol de hija que se le atribuía socialmente. Una vez en la provincia limítrofe, conoció la militancia de la mano de la juventud peronista y se dedico al trabajo de alfabetización en los barrios. Al poco tiempo decidió cambiar su carrera, estudió Ciencias de la Educación.

"En ese momento era imposible no militar en algo", dice Nora.

Mientras tanto, en el mundo se sucedían hechos paradigmáticos que ponían a los jóvenes como protagonistas del escenario político a nivel mundial. La Revolución Cubana, el Mayo Francés, la efervescencia y rebeldía africana, la contracultura del rock, el hipismo, los movimientos pacifistas y la liberación sexual de las mujeres son algunos de los acontecimientos más relevantes de la época.

De la mano de la militancia, las mujeres se integraron a la vida política: "creo que fuimos lo que esa época mandaba ser. Hay pocas coyunturas en la sociedades que impliquen esta posibilidad de volcarte a cambiar el mundo de esa manera, sin limites, pensando que todo se podía. Estuvieras donde estuvieras, todo te prendía, te tomaba. Nos pusimos en contra a la tradicional familia patriarcal y desafiamos a las nuestras, desafiamos a ese orden instituido."

Para Nora, la militancia no tenía mucho que ver con el feminismo, ya que dentro de las organizaciones políticas el lema era "La revolución primero". Luego, si se cambiaba la sociedad, la igualdad advendría por consecuencia. Un rasgo que no era considerado machista, en su momento, pero que acompañaba las estructuras, cadenas de mando y reglamentos dentro de las organizaciones.

"Nunca debemos criticar desde nuestro lugar hoy en relación al pasado. Si, eran estructuras machistas. Pero nosotras no lo hacíamos en nombre del feminismo. Es una paradoja, porque hablo de lo que eran nuestras organizaciones en aquella época, pero si hoy las miras, eso no se ha transformado."

Era peor ser subversiva que ser subversivo

Las mujeres militantes eran una doble amenaza para la dictadura. Eran subversivas y además al serlo, desafiaban de la peor manera todo lo que la dictadura consideraba que era el modo normal y natural de ser, los roles, las familias, la comunidad católica, etc. Es por esto que en la tortura se ensañaron con los cuerpos de las mujeres. Además de las torturas físicas, las mujeres eran violadas a modo de castigo por subversivas, como un disciplinamiento ante la desviación que representaban. Las familias de las detenidas, eran culpabilizadas por las ideas de sus hijas .

"De un hombre se esperaba que fuera guerrillero, que hiciera política pero las mujeres se tenían que quedar en su casa, preservando el orden burgués, conservador."

Las mujeres eran obligadas por los militares a parir - y a abortar en algunos casos-. Luego los hijos e hijas eran expropiados y ellas asesinadas. Así la dictadura ensució la maternidad por medio de la política, reduciendo a las jóvenes a simple máquinas incubadoras que parían.

Cuando Nora cursaba el 4º año de su carrera,  tuvo que abandonar San Luis porque para ese momento la militancia en los barrios comenzó a dificultarse. Estuvo por diferentes lugares de Mendoza por un tiempo y  en 1977 tendría que exiliarse a Brasil porque "Se desató la brutalidad. El hecho de ser mujeres en el exilio implicó algo muy terrible". 

Con un embarazo de siete meses, hizo dedo hasta Brasil. Muy diferente a lo que plantean algunos mitos, corrió un peligro inimaginable en la ruta, a merced de lo que la circunstancia deparara, porque con su compañero no tenían un plan. Nora vino a Argentina para parir, y luego volvió al exilio. 

Poner el cuerpo

Las madres de Plaza de Mayo no eran mujeres militantes. Ellas no formaban parte de ningún partido, pero son el primer grupo en emerger, en salir a la calle y pedir por sus hijos e hijas. Salen de la cocina, de su rol de ama de casa, a poner el cuerpo en un contexto de represión brutal.

"Ellas cambian una forma de entender la política, la forma de hacerla. El feminismo es eso, poner el cuerpo todos los días. Ellas lo hacen primero en este país, masivamente, sabiendo que ponían en riesgo su vida."

Las locas que llevaban el signo de la crianza en sus cabezas - los pañuelos blancos eran los pañales de sus hijos e hijas - ya se cansarían, subestimaron las fuerzas armadas. Pero fueron las chifladas no sólo no se cansaron, sino que persistieron en la lucha, reclamaron por la aparición de su familia y llegaron a los organismos internacionales de Derechos Humanos. La suya, es una forma de hacer política que no tiene nada que ver con la de los partidos y que hoy vemos replicada masivamente por los movimientos de mujeres, lesbianas, bi, trans y no binaries.

La memoria

Nora reflexiona sobre el peso de la memoria, y la necesidad de abordar todas las historias, incluso la que cuentan quienes quedaron relegadas a segundo plano, en este caso las mujeres militantes:

"La historia de los sectores subalternos, de las subalternas no la tenemos en un primer plano, contada en unidad, como está contada la historia oficial. Son fragmentos que están ahí, que tenemos que atar, articular, para poder vernos y para poder reconocernos en esa historia. Ese es el trabajo que tenemos que hacer, ese es el trabajo de la resistencia, tratar de unir esos pedazos"

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