El impuesto rosa o pink tax es un sobreprecio que las marcas fijan sobre algunos productos de uso exclusivo de mujeres.
Pink Tax: Cuando los precios son sexistas
El impuesto rosa está presente en todo tipo de productos, desde indumentaria, a higiene personal y hasta medicamentos. Las mujeres argentinas pagamos alrededor de 25% más que los varones por productos con la misma funcionalidad. ¿La diferencia? El color (generalmente rosa), el diseño, los envoltorios y la estrategia de marketing para venderlo.
Por este motivo, se llevará a cabo esta tarde un encuentro entre empresarias pymes y legisladoras nacionales para analizar "El impacto de la Mujer en la Economía" que contará con la presencia de más de un centenar de empresarias pymes del país en el Senado de la Nación.
"Lo que hay es una fijación sexista de precios"
El Centro de Finanzas Públicas para el Desarrollo Sostenible elaboró un informe sobre este "impuesto" y su Directora, María Teresa Badui, comentó que:"Técnicamente, no es un impuesto. El Estado no hace una fijación sexista de impuesto, lo que hay es una fijación sexista de precios. Los productos se pagan más caros porque son pensados, o diseñados para la mujer."
A la hora de combatir este sobreprecio establecido por las marcas, se consultó a Baudi si el boicot a los productos "rosa" sería de utilidad: "No, creo que no. Creo que hay una cuestión de oferta y demanda, que no reacciona tan rápido". Sin embargo, recomienda avanzar en legislación y regulación por parte del Estado, ya que actualmente no se puede denunciar este tipo de sobreprecio o ampararse bajo la ley de Defensa al Consumidor.
Existen experiencias alrededor del mundo que demuestran que no es un fenómeno local. Estados Unidos, Francia, e incluso provincias argentinas han llevado estudios que concluyen siempre igual: las mujeres pagamos más que los varones por productos con las mismas funcionalidades.
La diferencia entre el sueldo de mujeres y varones que realizan el mismo trabajo en Argentina es de un 27% en trabajo registrado y de un 38% en trabajo no registrado. Además, en nuestro país, los hombres tienen 25% más inserción laboral que las mujeres. Curiosamente, si hoy se empezara a trabajar para eliminar la brecha salarial, tomaría 202 años llegar a una equidad en el campo laboral.
Se pueden seguir sumando inequidades, por ejemplo: de todas las mujeres que pueden trabajar, sólo el 66% lo hace. Además el trabajo no remunerado - tareas del hogar, cuidado de niños, niñas, personas con discapacidad, etc.- suele estar a cargo de mujeres mayoritariamente. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) si las mujeres participaran en la misma medida que los varones del mundo laboral, la economía mundial crecería un 26% para el 2025.
De acuerdo al Banco Mundial, la decisión de compra la tiene en un 70% la mujer. Cobramos menos por las mismas tareas y somos mayoría en trabajos no remunerados como cuidado y crianza. Por el momento, hoy está en nuestro poder decidir qué compramos y aun así pagamos más por los mismos productos.