Representa alrededor el 25% aproximadamente en volumen total de cosecha y en el último año creció más de 70% en la cantidad exportada respecto del año anterior.
El 90% del mosto argentino se destina a exportación
Argentina está entre los primeros exportadores de mosto del mundo y la demanda de uva se concentra fundamentalmente en las variedades cereza y criolla que, además, son principalmente provistas por pequeños productores.
El 90% del volumen del mosto que se exporta produce una facturación anual en el entorno de los 150 millones de dólares FOB. Mientras que el crecimiento de 2018, respecto de 2017, fue mayor al 70% del volumen exportado. Y el precio de 2018 (1.380 dólares, la tonelada) fue bueno en comparación con la media de los tres años anteriores que ronda los 1.150 dólares FOB.
En la última década, Argentina está entre los tres exportadores "top" a escala global, ocupando el primer lugar en diferentes períodos y hasta alcanzó un record en 2007, con un volumen de 200.000 toneladas exportadas. Luego de dos años muy duros vinculados a las escasas cosechas, retrasos en el tipo de cambio -90 y 60 M Tn (miles de toneladas), respectivamente-, el sector vuelve a crecer, estimando llegar a cerca de 120.000 toneladas en el año agrícola 2018-2019.
La venta de mosto argentino se concentra hoy en 4 países y representan más del 80% del total exportado. EEUU continúa siendo el destino más importante, aunque ha perdido peso relativo. Un 38% de las exportaciones van al país del Norte, 30% a Japón (creció de 10 a 30% entre 2007 y 2017), 13% a Sudáfrica y 8% a Canadá.
Los principales competidores de la oferta argentina son el jugo concentrado de manzana (de China) y, dentro del mismo mosto de uva, el procedente de Chile, España y los productores de California (EEUU).
El mosto argentino se concentra en unas 15 empresas, algunas con dedicación exclusiva y otras diversificadas con elaboración y fraccionamiento de vinos. El total comercializado se reparte entre Mendoza y San Juan prácticamente en partes similares.
La industria emplea de forma directa alrededor de 600 personas y compra regularmente la producción primaria de más de 5.000 pequeños productores vitivinícolas. Es, particularmente en cosecha, altamente demandante de capital de trabajo para la compra de materia prima cuyo despacho se distribuye a lo largo del año agrícola.