A pocos meses de la asunción, esta edición del desfile será irreverente y reivindica el papel de las mujeres, los negros y los indios.
Empezó el Carnaval de Río con una fuerte crítica a Bolsonaro
Las tradicionales "escolas" que desfilarán en la avenida Marqués de Sapucaí del Sambódromo enfrentan además otro año de restricciones presupuestarias por parte de las autoridades locales.
Los versos de Mangueira, una de la agrupaciones más tradicionales de la ciudad, campeona por última vez en 2016, pretenden contar "la historia que la Historia no cuenta", la de aquellos héroes "populares" vencidos en su lucha y poco mencionados en los libros escolares.
"Mostramos la valentía de los negros rescatando nombres importantísimos, principalmente de mujeres negras, pero también indios, mostrando quiénes son los verdaderos desbravadores, constructores de la historia de Brasil", explicó a la AFP Evelyn Bastos, la despampanante reina de la batería durante el último ensayo abierto en el barrio de Mangueira, próximo al estadio Maracaná.
También homenajea a la concejal negra Marielle Franco, firme defensora de los derechos humanos en las favelas de Rio, acribillada a balazos en marzo del año pasado. "Marielle no es una figura político-partidaria. Es una mujer de favela que venció las estadísticas, estudió, defendió los derechos humanos. Es un ejemplo de mujer, muy importante sobre todo para nuestras niñas que creen que por ser negras o por el lugar en el que viven no pueden tener oportunidades", acota Bastos. La viuda de Franco, Mónica Benicio, desfilará en una de las alas de la escola.
Portela, otro peso pesado en el carnaval carioca, homenajea este año a la cantante brasileña Clara Nunes, ícono musical de los años 70 y primera artista de su época en defender públicamente -a través de sus canciones, indumentaria y discurso- las religiones afrobrasileñas.
Actualmente "hay personas discriminadas por el color de su piel, por su religión, por su opción sexual (...) En este momento en que los ánimos están crispados, un homenaje a Clara Nunes resaltando su bandera de tolerancia religiosa es muy importante", sostiene Raphael Perucci, asesor de prensa de Portela.
Desde que el ex pastor evangélico Marcelo Crivella asumió las riendas de la ciudad en 2016, el dinero que la alcaldía destina a cada escuela se redujo a la mitad. Faltando cinco días para los suntuosos desfiles, los grupos habían recibido apenas la mitad de los 500.000 reales (unos 130.000 dólares) que les corresponden, según Perucci.
En un país que acaba de dejar atrás una severa crisis económica y un extenuante proceso electoral, el carnaval continúa siendo un ritual sagrado de catarsis colectiva. "El desfile es como si fuese la Copa del Mundo. Somos solidarios con las tragedias, el carnaval no puede aislarse de la realidad. Al fin y al cabo, todas las personas que desfilan son trabajadores, padres de familia, pero una vez al año, todos quieren divertirse. Si dejásemos caer la bola, nunca hubiéramos tenido carnaval", reflexiona.