En medio de la crisis que vive el país, hablar de economía no es la mejor opción. La corrupción K y los proyectos de seguridad pueden ser la clave.
Qué dirá Macri en su última apertura de Sesiones ordinarias
Mientras Mauricio Macri preparaba su discurso ante la asamblea Legislativas tuvo un contundente recordatorio sobre el cambio de clima político: en plena inauguración de una obra municipal, un obrero lo increpó y le pidió "por favor, hagan algo, la gente está decayendo".
El episodio, que rápidamente se viralizó en las redes y se transformó en el hecho político del día, sintetiza la situación en la que se encuentra Macri desde el punto de vista comunicacional: como le dejó en claro el obrero, el argumento de la pesada herencia del kirchnerismo ya no resulta suficiente. Y hay un reclamo de un nuevo discurso esperanzador.
Hace un año, Macri eligió un discurso con la mira al futuro, en el que se notó el esfuerzo por identificar "brotes verdes" que denotaran el incipiente crecimiento del país.
Lo cierto es que Macri afirmaba que la mejora en los datos económicos eran posibles gracias a que la inflación iba en baja, a pesar de que en ese momento ya eran bien claros los síntomas de que los precios se aceleraban y que la meta de 15% anual fijada por el Banco Central no era considerada ni por el propio Gobierno.
A pedir de la bancada kirchnerista
Un año después, el contraste de aquellas palabras de Macri con la situación económica es tan fuerte que cuesta creer que esos párrafos hayan sido pronunciados hace tan poco tiempo. El "inicio del crecimiento" se transformó en una caída de 2,6%. Y, según los pronósticos menos oscuros -exceptuando el del presupuesto de Dujovne-, la actividad volverá a tener una baja de 1,6% este año.
Así, un discurso esperanzador y centrado en la economía se hace difícil por partida doble: por un lado, los datos muestran una realidad dura; y por otro, el recuerdo del tono optimista del año pasado hace que cualquier nuevo pronóstico sea puesto en duda.
Ni siquiera los rubros en lo que hasta ahora el Gobierno se había apoyado como para mostrar una mejora sustancial quedan en pie. Hace un año, Macri se jactaba de la explosión del crédito hipotecario para que la clase media pudiera acceder a la vivienda. Hoy, cualquier asesor sensato le aconsejaría evitar tocar el punto.
Y hasta el campo, en el cual están puestas todas las esperanzas para que oficie como motor de la recuperación, deja dudas sobre su velocidad de reacción. De momento, las estadísticas de comercio exterior marcan que el flamante superávit no se debe a una mejora en las ventas -un efecto que se esperaba tras la devaluación- sino por el desplome de las importaciones.
Para este 1° de marzo, si habrá algo que no faltará a los diputados y senadores que responden a Cristina es motivos de inspiración. La inflación, los aumentos de tarifas, el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, las acusaciones de extorsiones en la Justicia, el incremento del desempleo en la industria, todo ofrece un amplio menú para las "chicanas".
Un nuevo discurso económico
¿Qué hará Macri en esa situación? No tiene muchas opciones: la comparación con su discurso del año pasado le resta chances para un exceso de optimismo, pero el hecho de que sea un año electoral lo obliga a tener que optar por palabras que levanten la moral de la "propia tropa".
"Su problema es que en su momento no habló lo suficientemente claro sobre la situación que había heredado de Cristina. Y ahora ya es tarde. Pero no puede eludir hablar de la economía, porque es la principal preocupación de la gente", observa Diego Dillenberger, consultor en comunicación política según relevó el sitio IProfesional.
Ante esa situación, el experto cree que lo conveniente sería abordar la economía sin centrarse tanto en los datos de la coyuntura, sino explicando una visión a largo plazo.
"Él tendría que explicar ya que tiene un plan económico, algo superador del gradualismo y de este ajuste. Y tiene que decir que el país necesita reformas estructurales, que justamente por no hacer esas reformas la economía entró en crisis", agrega.
Y, tal como sospechan los dirigentes sindicales, dentro de esa propuesta ya viene el esbozo de la flexibilización laboral, que hasta ahora el macrismo quiso instalar, sin éxito.
El propio Macri dio, en los últimos días, algunas señales sobre cuál es el discurso que está intentando articular. Al inaugurar una obra junto a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, dijo que "hoy ya tenemos una economía que empieza a ordenarse" y reivindicó los recortes de subsidios tarifarios al afirmar que "no hay que mentirle más a la gente con que las cosas pueden ser gratis y al final las pagamos todos y mal".
Explotando la "grieta"
Pero el discurso de Macri tendrá espacio para repasar temas extra económicos que estarán en la agenda legislativa de este año. Y ahí es donde entra su oportunidad para volver a confrontar con el kirchnerismo.
Por caso, está previsto que se envíe un proyecto para reformar el Código Penal y el régimen penal juvenil, que baja la edad e imputabilidad a 15 años. Un tema que conecta con la inseguridad, una de las preocupaciones centrales de la población.
En la misma línea, se retomará el proyecto para prevenir el accionar de las "barras bravas" en el fútbol y castigar los vínculos con la dirigencia de los clubes.
Pero, sobre todo, la oportunidad del Presidente estará dada por el proyecto para hacer ley su decreto sobre Extinción de Dominio -que permite recuperar para el Estado bienes de acusados de corrupción-.
Es probable que Macri dedique parte de su discurso a ese tema que, sin que sea necesario mencionarla, tendrá una destinataria evidente: Cristina Fernández de Kirchner.
La ahora senadora estuvo ausente el año pasado en el discurso del Presidente y todo indica que volverá a pegar el faltazo el viernes.