Nicolás Gil Pereg es el hombre que todos miran en estas horas en el marco de la desaparición de las turistas israelíes. Alguien que trabajó con él revela cosas desconocidas de su pasado.
El pasado desconocido del hijo de la israelí desaparecida
El caso de las hermanas israelíes desaparecidas suma más y más misterio cada día. Sin dato alguno que permita imaginar dónde pueden llegar a encontrarse, los investigadores sienten que se encuentran frente a un rompecabezas que jamás podrán terminar de desentrañar.
Y en medio de esa incógnita aparece uno de los personajes centrales de la historia, Nicolás Gil Pereg, hijo de Lily Pereg, una de las mujeres evaporadas.
Su existencia es todo un enigma para los sabuesos, quienes sospechan que sabe mucho más de lo que cuenta. ¿Quién es este hombre realmente? ¿De dónde salió? ¿Qué hace de su vida? Esas son solo algunas de las preguntas que se hacen en estas horas.
Parte de las respuestas las fue aportando el Post en los últimos días, a través de puntuales notas que revelaron su fluctuante relación con el dinero, su acumulación de cheques rechazados y la conformación de sospechosas empresas en Mendoza.
A ello se suma el testimonio de una persona que supo trabajar con él y que aportó su testimonio a este diario bajo estricta reserva de fuente.
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"Es una persona muy rara. Lo conocí cuando recién compró el terreno de la calle Roca, donde trabajé un tiempo con él, cuando su empresa estaba saliendo a flote. Él pedía servicio armado y me fui a trabajar con él un poco más de un año, fue entre 2008 y 2010, por ahí", sostuvo el hombre.
-¿Quién te contrató?
-El que me contrató fue Nicolás, que yo después me fui a dar cuenta que se había cambiado el nombre por unos papeles que vi sin querer. Él tiene otro nombre (N de la R: su verdadero nombre es Guilad Sarussi). Para todo el mundo es Nicolás, pero no se llama así. Se lo cambió porque no sé qué problemas había tenido en Israel y se tuvo que escapar, incluso me llegó a comentar que lo habían querido matar. Me contó que había formado parte del ejército israelí y que "había hecho sus cosas".
-¿Conocés otro u otros negocios que haya tenido Nicolás?
-Él tuvo un restaurant en San Martín, a dos cuadras de la comisaría, y, según él, todos los empleados le robaban. Yo en su oportunidad le vi muchísima plata, pero mucha, mucha plata, bolsos y mochilas con dinero, por eso pedía servicio armado en la calle Roca, donde él iba a poner canchas de fútbol 7, fútbol 5 y canchas de pádel. Vendió el negocio de San Martín y lo trajo para acá, cuando compró ese terreno. La madre también le mandaba dinero de afuera, euros, dólares, mucha plata, y permanentemente, cada dos o tres días. Eran bolsos y bolsos con plata. Finalmente nunca puso ese negocio.
-¿Por qué?
-No lo sé. En San Martín tuvo problemas con un auto porque dijo que la Policía le pidió papeles y no los tenía. Se peleó mucho con la policía. En un momento, le preguntó a uno de los que le manejaba la seguridad si se animaba a prender fuego la comisaría de San Martín con un par de molotovs, le dijo que había mucha, mucha plata de por medio. Tenía mucha bronca con la policía porque le habían quitado el auto.
-¿Era una persona locuaz o era más bien callado?
-Era muy callado, muy para adentro, muy cerrado. Por la noche, cuando ya se había venido a vivir en la calle Roca y hacíamos guardia de noche con otros compañeros, veía que salía y hacía cosas extrañas, miraba al cielo, decía palabras raras, no sé si tenía que ver con su religión o qué. A veces tipo 2 o 3 de la madrugada salía desnudo a caminar por el descampado, yo lo miraba y no podía creer. Muy raro. Escuchaba siempre música del tipo rock, muy pesado. Siempre nos decía con su acento: "Perro que entra, matar. Gato que entra, matar". Había que matar a todo animal que entrara al terreno.
-¿Se iba de Mendoza en algún momento? ¿Viajaba?
-Se iba mucho a Buenos Aires, a comprar zapatillas que acá no había, porque calza cerca de 52. Se iba a la fábrica de Adidas en Buenos Aires y pedía dos del modelo que él quería, se les hacían a medida. Allá también fue encargar el césped sintético para las canchas, no sé qué pasó que pagó una parte y quedó debiendo, por lo que nunca llegaron los camiones con el césped. Mandaron abogados a mirar el terreno, discutió con los abogados, se pelearon muy fuerte, él les dijo que iban a aparecer con un tiro en la cabeza. Los abogados le habían dicho que por una medida judicial iba a terminar en la calle. Siempre muchas discusiones, la gente de por ahí lo miraba de lejos, es muy retraído, habla poco, pero apenas le decís algo que no le gustó salta y se pone a la defensiva.
-¿Pagaba bien?
-Sí, al principio sí. Luego dejó de pagarnos. Fue en el momento en que la madre dejó de mandarle plata. Se ve que la madre se cansó o le soltó la mano. Ahí se pensó a venir abajo, ya no se veía la cantidad de plata que solía manejar. En ese momento a uno de mis compañeros lo mandó preso porque le fue a pedir plata que le debía. Mi compañero fue un día a patearle el portón a pedirle que le pague lo que le debía. El tipo le dijo que no le iba a pagar y mi compañero no tuvo mejor idea que sacar el arma para decirle que le pague. El israelí le dijo: ?Esperar acá, ya traigo tu plata'. Se fue adentro, llamó a la Policía y les dijo que en el portón había un delincuente, que le quería entrar a robar y que estaba armado. Cuando llegó la policía, lo rodearon, le encontraron el arma, le pegaron y se lo llevaron preso. Estuvo preso cuatro días incomunicado, la mujer no tenía para darle de comer a los hijos.
-¿Viste que tuviera armas en algún momento?
-Sí. En el último tiempo él empezó a comprar armas, cajas de balas.