Hallaron vida en el lago más profundo de la Antartida

En total encontraron más de 10 mil bacterias por cada mililitro de agua y algunas plantas. Este descubrimiento podría ayudar a entender cómo son otras zonas inhabitadas del universo.

Hallaron vida en el lago más profundo de la Antartida

Por: Mendoza Post

Un equipo de expertos halló diferentes formas de vida en el lago Mercer, en la Antartida. Es un hecho científico que prácticamente no registra antecedentes puesto que es una zona inexplorada y pese a que el lago tiene temperaturas que bajan más allá de los 0°, pero no se congela. 

Esta gran extensión de agua subglacial -igual a tres veces la superficie de Jujuy- recibe una intensa presión de la capa de hielo que la recubre y la mantiene aislada del resto del mundo hace más de 100.000 años. 

Los expertos creían que iban a descubrir únicamente microbios unicelulares. Sin embargo se toparon con 10.000 células de bacterias por cada mililitro de agua. Y hasta aparecieron restos de crustáceos, tardígrados u osos de agua -conocidos por resistir a temperaturas extremas y altas presiones-, algunas plantas y hongos.

La inversión de esta investigación fue de 5.2 millones de dólares.


La Antártida encierra más de 400 lagos escondidos bajo su blancura. El Mercer es el segundo en ser abordado por los humanos directamente y forma parte de una constelación de nueve lagos del sector occidental del continente, descubierta satelitalmente en 2006.

Sus aguas son dulces, aunque posiblemente, hace millones de años, tuvo contacto con el mar. Las condiciones resultan tan inhóspitas, que se asemejan a la de los océanos subglaciares de Marte y a las lunas de Júpiter o Saturno. Por eso, la exploración de este rincón virgen de nuestro planeta puede dar pistas sobre la biósfera en otros lugares de la galaxia. 

En la expedición había más de 50 personas. 

Parte de tripulación viajó por aire y aterrizó en pistas construidas por excavadoras. La travesía duró semanas, por lo que fue necesario un sistema de calefacción, baños y cocina, donde se podía, incluso, cocinar pan. 

El 27 de diciembre, los expedicionarios alcanzaron la superficie del lago. Debieron tomar muchas precauciones para no contaminar el ambiente y se valieron de un robot capaz de tomar imágenes y extraer muestras. En total, se utilizaron 500 toneladas de equipamiento para perforar los 1.068 metros y 28 mil kilogramos de hielo que protegen al Mercer.

Infografía de la perforación publicada por Clarín. 

Según los estudiosos, los organismos recolectados habrían habitado lagos y riachuelos en las montañas de la Antártida durante períodos cálidos en que los glaciares retrocedieron, seguramente durante los últimos 10.000 o 120.000 años. Cuando el clima se enfrió de nuevo, más tarde, el hielo seguramente engulló de nuevo ese oasis de vida.

Las consecuencias del hallazgo son enormes. Por un lado, permite conocer más sobre el sistema hidrológico antártico y, por lo tanto, el movimiento histórico de los glaciares. A su vez, da pistas sobre los efectos futuros del calentamiento global. Pero eso no es todo. De acuerdo con John Priscu, jefe científico de la campaña, "podría abrir la puerta para conocer cómo son los requisitos indispensables para la vida, más allá de nuestro mundo. Por ejemplo, en el planeta rojo o bajo el hielo de las lunas de Saturno, que cuentan con entornos no tan distintos".

Esta nota habla de: