El periodista Jamal Khashoggi fue asesinado y descuartizado en el consulado árabe en Estambul.
Arabia Saudita rechazó la acusación de EEUU por el crimen del periodista Khashoggi
En un pronunciamiento muy inusual, Arabia Saudita rechazó en duros términos una resolución bipartidista del Senado de Estados Unidos que responsabiliza a su príncipe heredero del asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, y a la que describió como una interferencia en los asuntos internos del reino.
La reacción marca el nivel de deterioro sin precedentes al que ha llegado la relación entre la monarquía absoluta saudita y el Congreso de Estados Unidos, más de dos meses después de que Khashoggi fuera descuartizado en el consulado de su país en Estambul por agentes que han sido vinculados al príncipe Mohamed bin Salman.
El jueves pasado, senadores demócratas y republicanos aprobaron una resolución que acusa al príncipe del crimen de Khashoggi y llama a Riad a "garantizar una apropiada rendición de cuentas", en un abierto desafío al presidente Donald Trump, que envió al Capitolio a pesos pesados de su gobierno a hacer campaña contra la iniciativa.
Los senadores también aprobaron una segunda resolución que pide al gobierno de Trump poner fin a la asistencia militar que da a Arabia Saudita en la guerra que libra en el vecino Yemen en apoyo al gobierno local frente a rebeldes chiitas apoyados políticamente por Irán.
En un largo comunicado, Arabia Saudita dijo que la resolución del Senado "contenía interferencias flagrantes" en las cuestiones internas del reino y socava su rol regional e internacional. La nota agregó que la resolución se basó sobre "acusaciones y afirmaciones sin substancia".
"El reino rechaza categóricamente cualquier interferencia en sus asuntos internos, cualquiera y todas las acusaciones que, de la manera que sean, falten el respeto a su liderazgo...y cualquier intento de socavar su soberanía o disminuir su estatura", señaló la nota, citada por la cadena de noticias CNN.
El lenguaje del comunicado es muy inusual para Arabia Saudita, que lo ha reservado para los países que critican sus antecedentes en derechos humanos, como Suecia en 2015 luego del azote público de un bloguero, o Canadá este año luego del arresto de mujeres que pelean por mayores derechos en el reino.