La operación se llevó a cabo por 71.300 millones de dólares.
Disney compró a FOX y abre una etapa nueva en la historia de Hollywood
La compra de los principales activos de la 21st Century Fox por parte de Disney, acordada en junio último en la sideral cifra de 71.300 millones de dólares, supuso un impacto de proporciones históricas para la industria de Hollywood y amenaza con desencadenar una serie de transformaciones de alcances aún insospechados.
Atrás quedó la puja de números exorbitantes con Comcast, que año a año pelea con The Walt Disney Company por dirimir cuál es el conglomerado de medios y empresas de entretenimiento más grande del mundo.
Tras conseguir que Disney tuviera que subir el precio de la operación de los 52.400 millones originales ofertados a fines de 2017 hasta más de 85.000 millones (combinados los 71.300 con otros 13.800 millones de deudas de la Fox a absorber por parte de la compradora), Comcast se retiró de la contienda.
El mega-acuerdo ya fue aprobado por diversos organismos de control de la libre competencia así como por las asambleas de accionistas tanto de Fox como de Disney, por lo que sólo queda pendiente el visto bueno de los órganos antimonopólicos de diferentes mercados del mundo.
Un ejemplo es el brasileño, país en el que los analistas determinaron que la fusión podría implicar un dominio monopólico en el rubro de canales deportivos (Disney es dueña de ESPN y ahora sumaría todos las señales de Fox Sports) y obligaría a la empresa absorbente a deshacerse de algunos de esos activos.
De todos modos, el convenio se da por hecho y diferentes expertos del país del norte adelantan que en los primeros meses de 2019 ya no quedarán obstáculos administrativos por sortear.
Mientras tanto, los equipos de Disney y los ejecutivos del grupo Fox que sobrevivirán en la nueva etapa ya trabajan para preparar el futuro próximo.
El escenario de la industria se verá afectado en proporciones que se adivinan cataclísmicas, pero la extensión final de esa transformación sólo podrá verse con el paso del tiempo.
A primera vista, está claro que el sistema de grandes estudios de Hollywood -ya de por sí desafiado por la incursión de jugadores como Netflix o Amazon- no será el mismo.
Del clásico panorama de seis "majors" -Disney, Fox, Warner, Paramount, Universal y Columbia-Sony-, se pasará ahora a uno de cinco y muy desequilibrado: es la primera vez que uno de los grandes se deglute a otro y esto dejará a Disney como absoluto dominador.
A partir de la llegada de Bob Iger a la silla de presidente y CEO de la compañía, la cartera de negocios de Disney creció exponencialmente, con la compra en los últimos 10 años de los estudios Marvel, Pixar y Lucasfilm, propietaria de la franquicia "Star Wars".
Si entre todos los estudios bajo el paraguas de la marca Disney figuran 16 de las 32 películas más taquilleras de la historia, la adquisición de la capacidad productiva y los derechos de explotación de la filmografía de Fox solo puede acentuar la tendencia.
En ese catálogo aguarda nada menos que "Avatar" de James Cameron -que es la más recaudadora de todos los tiempos con casi 2.800 millones de dólares en las boleterías de todo el mundo-, con cuatro secuelas en desarrollo de las cuales la primera estrenará en 2020.
En el paquete también entran las franquicias de la editorial Marvel "X Men", "Los 4 Fantásticos" y "Deadpool", por lo que millones de fans no paran de especular con la posibilidad de ver hecho realidad el sueño de tener a esos personajes integrados al denominado Universo Cinematográfico de Marvel de los "Avengers".
Pero el acuerdo no se trata de cine, ni para el caso de la compra de los estudios de televisión, ni de las señales National Geographic o FX, ni de productos como "Los Simpson".
"Crecer para sobrevivir" parece ser el lema de Iger y Disney, que van en realidad detrás del mercado del streaming que hoy domina Netflix con más de 130 millones de suscriptores y una penetración de cerca del 80 por ciento.
La empresa lanzará en 2019 la plataforma Disney+ en el hemisferio norte, dotada del gigantesco catálogo de sus estudios de cine y TV y con el impulso de otros 16.000 millones de dólares frescos para la creación de contenidos nuevos, afirman expertos en finanzas de los Estados Unidos.
Es el doble de lo que invirtió en 2018 Netflix, que hace años ve la voracidad de Disney con atención y también lleva una estrategia de crecimiento a ritmo acelerado.
El escenario comienza a configurarse como un terreno solo para gigantes, incluso para aquellos que no son nativos del sector audiovisual.
Entre ellos, Amazon ya invierte más de 6.000 millones de dólares anuales en sus películas y series, Apple crece poco a poco pero a paso firme en su propia plataforma de streaming (para 2022 llevará su inversión en producción a 4.200 millones) y Facebook incursiona en la producción de contenidos originales para su servicio Facebook Watch (alrededor de 1.000 millones este año).