Carlos Rosenkrantz afirmó que deben mantenerse independientes de los otros poderes del Estado y las propias convicciones ideológicas y políticas.
El presidente Corte dijo: "Los jueces en la Argentina somos muy poderosos"
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, realizó este miércoles un nuevo llamado a los jueces en la Argentina para que se mantengan "independientes de los otros poderes del Estado" e incluso de "sus propias convicciones ideológicas y políticas".
"Los jueces deber ser valientes. Tienen que tener la valentía de decir lo que el derecho exige y ser independientes de lo que pida la tribuna", manifestó Rosenkrantz en una disertación organizada por el Rotary Club de Buenos Aires, según determinó la agencia Télam.
En ese escenario, ponderó el control sobre el comportamiento de los magistrados porque, dijo, "si la sociedad no nos mira, no vamos a mejorar".
En tono de reconocimiento, señaló que los jueces "somos los únicos elegidos de por vida, no nos obliga el precedente y el control en la Argentina no es intenso. Los jueces en la Argentina somos muy poderosos".
Sostuvo además que los jueces deben ser "independientes no solo de los otros poderes del Estado", sino también de sus "propias convicciones ideológicas y políticas", ya que "los jueces cambiantes socavan la Justicia".
En cualquier caso, Rosenkrantz defendió la exención que tienen los funcionarios del Poder Judicial del pago del impuesto a las Ganancias y consideró en ese sentido que "el verdadero problema no es si se paga o no Ganancias; la pregunta correcta es qué jueces queremos y cuánto queremos que ganen".
En tanto, negó la existencia de un enfrentamiento en el seno de la Corte al asegurar que "no hay conflictos internos".
"La Corte es un organismo que tiene cinco ministros, que defendemos nuestras ideas con bastante convicción y vehemencia", aseguró, al responder una de las preguntas formuladas por la coordinadora del evento, la periodista Clara Mariño.
En otro orden, el presidente de la Corte elogió algunas reformas introducidas en el Código Penal, como la "sanción de la mentira" y defendió la figura del arrepentido, que "es una reforma quirúrgica, pero tiene un efecto cuántico porque rompe la solidaridad en el delito".
Rosenkrantz ubicó la corrupción como un "problema endémico" en el país que, en general, dijo es encarado luego de "larguísimos letargos".
Asimismo, juzgó que "inculpar la responsabilidad a la Justicia por los resultados en los juicios que se trata la corrupción, es injusto".