Es mendocina y vive en Guaymallén. Tiene casi seis años y nunca respiró sin asistencia. La prepaga no autoriza un estudio que definirá cuánto puede esperar para el trasplante cardiopulmonar.
Catalina, la mendocina "condenada" por una prepaga
Como si no fuera poco ver a un hijo luchar contra una enfermedad, en muchos casos, a ese terrible desgaste se le suma el de tener que pelear con las obras sociales y prepagas por cada una de las necesidades que tiene ese hijito enfermo.
Es el caso de los padres de Catalina García, una nena de Guyamallén que está por cumplir seis años y que, desde que nació, no puede respirar sin ayuda. Y tampoco recibe por parte de la prepaga Swiss Medical la atención que necesita para seguir viviendo.
Cata nació prematura. Luego de la cesárea, los médicos vieron que la placenta había tenido tres infartos. Con apenas 32 semanas de gestación, Catalina llegó al mundo con graves problemas respiratorios y estuvo un mes con asistencia artificial. "Eso la salvó, pero le dañó los pulmones y, desde entonces, nunca pudo respirar sin asistencia", aclaró Celia, la mamá.
"Cuando salió de la neo, a los dos meses, el diagnóstico era una displasia broncopulmonar, que se supone va mejorando antes del año, pero ella fue empeorando. A los dos años fuimos al Hospital Garrahan, en Buenos Aires, y descubrieron que tiene los dos pulmones llenos de quistes", explicó Celia.
Sin embargo, el diagnóstico de Catalina aún es incierto y, para eso, sus médicos de cabecera (tanto pediatra como neumonólogo) pidieron que se la incluya en una investigación que lleva adelante el Hospital Gutiérrez en Buenos Aires, que es, además, el único que puede realizar el estudio genético que determinaría con exactitud la enfermedad que padece la nena.
"No fue fácil incluirla en el estudio, pero era la única opción de tener un diagnóstico certero. La otra opción es ir al Garrahan, adonde pueden sacarle las muestras que luego viene un equipo de genetistas que las lleva a analizar a Bélgica y tarda demasiado.", explicó la mamá. En resumen, no hay forma de hacerlo de manera privada.
Pero la prepaga no autoriza el estudio, cuyo pedido se puede leer aquí:
Desde hace casi dos meses, los padres de Catalina están en una guerra con Swiss Medical porque no sólo pierden tiempo, sino que pierden la oportunidad, ya que desde el Gutiérrez les avisan cuando hay cama disponible y, como no tienen la autorización, no pueden viajar.
Además, la salud de Cata se deteriora y para hacer el estudio tiene que estar lo más estable posible. "Mantenerla sana es un imposible porque ella puede hacer un neumotórax en cualquier momento, el último lo tuvo haciendo fuerza para hacer caca y estuvo internada casi un mes y medio", aclaró la madre.
El estudio que necesita la niña determinará nada más ni nada menos la decisión de ponerla en lista de urgencia de trasplante cardiopulmonar, no sólo por el crítico estado de sus pulmones, sino porque su corazón ha trabajado el triple todos estos años por la deficiencia respiratoria.
Pero la prepaga se niega con el argumento de que "no tienen injerencia" en el hospital público. "Es una cuestión de plata, porque como no pueden auditar dentro del hospital público, creen que le van a hacer un montón de estudios innecesarios", aventuró la madre. "De hecho las dos veces que estuvo internada en el Notti también tuvimos problemas. Nosotros fuimos al Notti porque vivimos cerca y Cata estaba en emergencia", recordó Celia.
La negativa parece increíble porque los médicos que piden el traslado al Gutiérrez la atienden por la misma prepaga que los desoye. "Cada vez que vamos a hablar con Marcos Pastor, el gerente de acá, nos dice que ya sabemos cuál es la respuesta desde Buenos Aires, y la respuesta es No".
Lo cierto es que Swiss Medical no les ha dado ninguna razón médica por la cual negarse, ni les han dado la negativa por escrito. Simplemente le dan largas al asunto con diversidad de pedidos burocráticos. Mientras tanto, Catalina es oxígeno dependiente, se alimenta casi íntegramente por sonda nasogástrica desde que nació ("para ella comer es una agresión porque tanto tubo constante hace que su garganta no soporte tragar", contó la mamá), recibe kinesiología dos veces por día, igual cantidad de nebulizaciones a diario y un sinfín de medicamentos que la mantienen en una vida de sufrimiento.
A los seis años, Catalina no habla muy bien porque ha estado más tiempo intubada que sin tubos. Fue muy poco tiempo al jardín porque gran parte de su vida la pasó en hospitales, no sabe escribir ni leer, pero sí sabe cuántos mililitros de fluido le tienen que pasar para alimentarla, cómo debe colocarse ella misma la sonda nasogástrica, cómo conectar el oxigeno y cargar su mochilita. Catalina es una niña experta en cuidados intensivos.
El estudio genético que piden no definirá si el trasplante es necesario, sino cuán urgentemente lo necesita.
Legalmente hablando
Marcos González Landa es abogado especialista en casos médicos. Consultado por el Post fue tajante: "lo que está haciendo la prepaga es dilatar el tiempo para no tener que hacerse cargo de los gastos del trasplante", afirmó.
Están esperando que la niña se muera.
González Landa agregó que es una aberración que no aprueben un estudio sin una razón médica que avale la negativa y aseguró que, a pesar de eso, "es algo recurrente en obras sociales y prepagas".
Los García recurrieron a la Superintendencia de Servicios de Salud, pero el trámite lo resuelven en Buenos Aires y puede demorar hasta un mes. "De todos modos, la Superintendencia no puede dictaminar sobre la atención al afiliado, simplemente puede multar a la prepaga y esa multa ni siquiera va al paciente, sino a las arcas del estado. Eso es algo que hay que cambiar urgentemente", opinó el abogado.
La última opción que les queda a los García es pedir una cautelar judicial. Un trámite que les puede salir, como mínimo, $30 mil.
Mendoza Post se comunicó con el gerente local de Swiss Medical, quien no quiso brindar su apellido, sólo se presentó como "Marcos, el gerente" y expresó que no está autorizado a hablar con los medios.