En Europa ya le pusieron fecha a un cambio histórico. ¿Qué efectos traerá?
Desde qué año no venderán más autos a nafta y gasoil
La Unión Europea (UE) confirmó y le puso fecha a un evento histórico que promete cambiar el mercado automovilístico a nivel mundial: a partir de 2035 ya no se podrán vender autos a nafta y gasoil. Así lo confirmaron la Comisión Europea, el Parlamento y los estados miembros de la comunidad.
De esta forma se confirmó algo que se había anunciado en julio, cuando por mayoría se logró el consenso para aprobar esta nueva ley. Algunos fabricantes fueron duros con sus críticas, esperando revertir la situación, pero no lograron dar marcha atrás con el cambio.
Resta esperar cuánto tiempo pasa antes de que los fabricantes empiecen a dejar de fabricar motores de combustión interna que emitan gases contaminantes. Estados Unidos, otro referente en la materia, ya anunció políticas de respaldo a las inversiones en movilidad eléctrica, entre las que se encuentran las redes de carga.
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La misma ley confirmó también la extensión del plazo por un año más para los vehículos de producciones menores a 10 mil unidades por año, con lo cual en 2036 también deberán dejar de fabricarse.
Esta excepción permitirá que marcas como Ferrari o Lamborghini puedan acogerse a ese beneficio y mantener 12 meses más sus modelos, aunque con es probable que esto tampoco ocurra debido a la inminencia de la medida general, según arriesgó el portal Infobae.
Las consecuencias: ¿qué es el efecto Habana?
Los actores que se oponían a esta sanción de la Comisión Europea auguraban un "efecto Habana". Se trata de un escenario en el que, ante la imposibilidad de adquirir autos eléctricos, millones de usuarios mantengan sus automóviles fabricados antes de 2035 y más antiguos aún, lo que dejaría un continente plagado de autos viejos y contaminantes en lugar de un parque de vehículos sustentables eléctricos como esperan los legisladores.
Para evitar esto, el automóvil eléctrico deberá bajar su precio a valores razonables para que más personas puedan adquirirlo. En otro plano, los gobiernos deberán hacer grandes inversiones en infraestructura que aseguren soporte para una demanda que indudablemente superará todos los registros históricos de electricidad.
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