Distintos organismos denuncian que hay más 120 menores secuestrados ilegalmente. Algunos fueron liberados y lograron contar las golpizas que recibían.
Las detenciones y torturas a menores en el régimen de Nicolás Maduro
17 oficiales de contrainteligencia militar, armados con rifles, derribaron la puerta de la casa y apuntaron sus armas hacia una mujer y su hijo de 5 años mientras el mayor, de 15, fue empujado contra la pared, esposado y brutalmente abofeteado hasta que dijo un nombre. Luego lo llevaron a una furgoneta y se lo llevaron.
Este relato, dado por la mujer bajo anonimato al Washington Post, es uno de los muchos casos que involucran a menores de edad en Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro.
Desde que el autócrata socialista reclamó su reelección el pasado mes, al menos 120 menores han sido encarcelados, según múltiples organizaciones de derechos humanos.
Según comentó al Washington Post la mujer, ella y su hijo menor fueron liberados esa misma noche, pero el joven de 15 años estuvo 20 días detenido, una semana de los cuales pasó sin contacto alguno con su familia. En ese tiempo, sufrió torturas físicas y psicológicas que dejaron cicatrices más allá de las visibles.
Desde la victoria reclamada por Maduro, el país ha sido testigo de una represión sin precedentes. Según Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch, "Las fuerzas de seguridad están deteniendo a personas a una velocidad que no habíamos visto en la historia reciente de Venezuela, incluso durante la brutal represión en 2014 y 2017". No se trata solo de manifestantes, sino de una cacería despiadada contra cualquier voz disidente.
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Los números son escalofriantes: más de 1,600 personas han sido arrestadas, muchas de ellas en redadas nocturnas sin órdenes judiciales. Los niños detenidos, en su mayoría provenientes de barrios de clase trabajadora, han sido acusados de terrorismo. En instalaciones juveniles controladas por militares, han sido forzados a rendir homenaje a Hugo Chávez y a corear lemas en su honor. Aquellos que se atreven a resistir enfrentan castigos físicos brutales.
Un hombre exiliado en Estados Unidos, denunció que su hijo fue presionado para grabar un video confesando su participación en protestas. Ante su negativa, las palizas se intensificaron. Retenido en condiciones infrahumanas, el estrés y los golpes le provocaron una emergencia médica que lo llevó esposado a un hospital sin notificación alguna a su familia.
El mensaje de Corina Machado sobre la detención de menores
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