Demócratas y Republicanos buscan el voto de los 1,6 millones de estadounidenses que viven en otros países.
Trump y Harris ponen el foco en los expatriados
El voto de los estadounidenses que residen en el extranjero está cobrando un papel cada vez más significativo en el panorama electoral de Estados Unidos. Con un estimado de 1,6 millones de votantes elegibles en siete de los estados más disputados - Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin - la movilización de este electorado podría ser crucial para definir el próximo presidente.
Según el Comité Nacional Demócrata (DNC), una parte considerable de estos expatriados tiende a inclinarse hacia su partido. En las elecciones de 2020, aproximadamente el 75% de los votantes en el extranjero que usaron la herramienta "Vote From Abroad" se identificaron como demócratas. Esto ha llevado al DNC a tomar medidas más agresivas para asegurar estos votos en 2024, destinando 300.000 dólares por primera vez a Democrats Abroad para aumentar el registro de votantes y mejorar la logística del voto por correo. Maddy Mundy, portavoz del DNC, subrayó la importancia de cada voto, afirmando que "la participación de cada votante elegible, sin importar dónde vivan, es clave para asegurar el triunfo".
Sin embargo, los republicanos no se quedan atrás. La campaña de Donald Trump también ha puesto la mira en los expatriados, pero con un enfoque diferente: la promesa de acabar con la doble imposición fiscal. Aunque no se han dado detalles sobre cómo implementaría esta política, la propuesta podría liberar a los ciudadanos estadounidenses que viven en el extranjero de declarar impuestos sobre ingresos menores a 126.500 dólares.
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A pesar de estos esfuerzos, la participación de los votantes expatriados sigue siendo baja. En 2020, solo el 8% de ellos emitieron su voto, en comparación con un 67% de participación general en el país. En las elecciones de mitad de mandato de 2022, este número se desplomó aún más, con una participación del 3,4%. Parte de este bajo índice se atribuye a la complejidad del proceso: a diferencia de otros países, los estadounidenses no pueden votar en embajadas el día de las elecciones. Deben enviar sus votos por correo a los estados donde están registrados, lo que puede complicar la participación.
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