Con Putin como único candidato y sin libertad para que exista oposición, los rusos deben ir a las urnas a votar por el hombre que lleva 24 años al frente del país.
Comienza este viernes la pantomima de las "elecciones" en Rusia
Este viernes Rusia comienza los comicios que son más bien un ritual falso que una verdadera elección. Los rusos participarán en la reelección del presidente Vladimir Putin, el autócrata que ostenta el título de presidente que más años lleva en el poder desde los tiempos de Stalin. Sin embargo, en un contexto donde la oposición política es sistemáticamente reprimida, la verdad es un crimen y la disidencia puede ser mortal, esta elección es apenas un trámite obligatorio.
El ejercicio de votación comienza este viernes y se extiende hasta el domingo. Sin ninguna oposición ni libertad, Putin volverá a ser el único candidato.
Golos, la única organización independiente de seguimiento electoral en Rusia, ha sido silenciada, y su cofundador encarcelado. Es evidente que Putin obtendrá el resultado deseado sin dificultades. Pero, lejos de ser un mero trámite, esta "elección" es crucial para mantener la fachada de legitimidad de un dictador envejecido.
Desde que Putin ascendió al poder en el año 2000, su régimen ha cultivado la apatía política, convirtiendo las elecciones en meros eventos ceremoniales destinados a reforzar su imagen de líder indiscutible.
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Su principal opositor, Alexei Navalny, líder de la oposición, resultó asesinado, aunque el oficialismo dijo que murió de un paro cardíaco. A pesar de enfrentarse a la represión del régimen, Navalny instó a los rusos a convertir las elecciones en una forma de protesta pacífica. Su llamado a votar por cualquier partido que no fuera el de Putin en 2011 desencadenó las mayores protestas en la historia postsoviética de Rusia, obligando al Kremlin a manipular descaradamente los resultados.
El reciente asesinato de Navalny, un mes antes de las "elecciones", fue un intento de silenciar cualquier atisbo de disidencia. Sin embargo, su funeral se convirtió en un acto de desafío visible contra el régimen de Putin. Decenas de miles de personas salieron a las calles para rendirle homenaje, desafiando abiertamente la represión del Estado.
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