Con un discurso contra la corrupción, el sociólogo obtuvo el 58% de los votos en una elección con muy baja participación.
El progresista Bernardo Arévalo ganó las elecciones en Guatemala
La segunda vuelta electoral en Guatemala sorprendió cuando Bernardo Arévalo, un activista anticorrupción y sociólogo políglota, resultó electo con el 58 por ciento de los votos.
Arévalo dejó atrás a su rival, Sandra Torres, ex primera dama, quien obtuvo el 37 por ciento de los votos. Este resultado marca un cambio radical en el paisaje político guatemalteco.
La victoria de Arévalo, quien lidera un partido emergente compuesto en su mayoría por profesionales, es un indicador del profundo deseo de cambio y reforma en el país. Su campaña se centró en la lucha contra la corrupción, un problema que ha plagado a Guatemala durante años y ha erosionado la confianza en las instituciones políticas. Arévalo ha prometido poner fin a los ciclos de corrupción y desafiar a las élites políticas que han estado en el poder durante mucho tiempo.
La plataforma de Arévalo resonó especialmente en las ciudades, donde obtuvo gran parte de su apoyo. En contraste, su rival, Sandra Torres, centró su campaña en la promesa de medidas severas contra la delincuencia y la emulación de las tácticas del presidente conservador de El Salvador, Nayib Bukele, en la lucha contra las pandillas. Torres también destacó su postura conservadora en temas sociales, oponiéndose a la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la marihuana.
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La victoria del progresista representa un giro en la política guatemalteca. Arévalo también ha prometido abordar la desigualdad económica en el país, uno de los más desiguales de América Latina. Su objetivo es crear empleos a través de la mejora de infraestructuras como carreteras y proporcionar préstamos a bajo interés a los agricultores para aumentar la producción agrícola.
Sin embargo, la victoria de Arévalo también presenta desafíos. La frágil democracia de Guatemala ha enfrentado momentos tumultuosos, y la situación institucional se vio afectada por represión contra fiscales, jueces y periodistas. Además, la alta abstención en la segunda vuelta, con un 45 por ciento de electores votando, refleja la desconfianza y la incertidumbre en medio de este proceso político.
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