A pesar de las promesas de Biden de un trato "más humano", quienes pretenden entrar por el Río Grande son reprimidos por los guardias fronterizos.
Imágenes que muestran el trato de guardias de EEUU con los haitianos
Una fotografía, de Paul Ratje, de la agencia AFP, capturó el momento en que un agente fronterizo de Estados Unidos, montado a caballo, tironea de la remera a un migrante haitiano que lleva bolsas con comida en la mano y que intenta escapar del manotazo cerca del Río Grande, en la frontera entre Estados Unidos y México.
Otra fotografía mostró a otro agente blandiendo sus riendas como si fueran un látigo ante otro grupo de migrantes. "¡Vámonos! ¡Váyanse ahora! ¡Regresen a México!", gritó uno de los agentes, según recopiló El Paso Times. Otra foto mostró a dos agentes cargando con sus caballos contra haitianos para forzarlos a volver a México a través del río.
Varios funcionarios del gobierno de Joe Biden se mostraron horrorizados por las imágenes, pero la Casa Blanca recordó sus problemas para reformar el sistema migratorio y modificar reglas implementadas por Donald Trump, pese a que Biden reiteró un mensaje que ha brindado a los migrantes desde el primer día: no es el momento de venir a Estados Unidos.
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"Me horroricé por lo que vi", dijo el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, en una entrevista con CNN. Mayorkas anunció una investigación para determinar qué sucedió entre los agentes y los haitianos. "Voy a dejar que la investigación siga su curso. Pero las imágenes que observé me preocuparon profundamente. Eso desafía todos los valores que buscamos inculcar en nuestra gente", afirmó.
Las escenas cerca de Del Río dejaron a la vista uno de los fracasos del gobierno de Biden: ocho meses después de haber llegado a la Casa Blanca, Biden ha mantenido largamente las reglas y la política migratoria de Donald Trump, sin poder implementar el sistema "más humano" que prometió en campaña.
Biden prometió implementar una reforma migratoria que abriera las puertas del país a los extranjeros y honrara el principio de que Estados Unidos es "una nación de inmigrantes". Pero las demoras de su administración y un puñado de fallos judiciales desfavorables han estirado el andamiaje que montó el gobierno de Trump para deportar y frenar la llegada de migrantes. Los pilares de ese esquema están largamente intactos.
La Justicia sostuvo una regla implementada por Trump que ordena la expulsión directa de extranjeros, sin posibilidad de permitirles pedir asilo, debido a la pandemia del coronavirus. Y, tal como ocurría con Trump, México sigue haciendo el trabajo sucio reteniendo a miles de migrantes dentro de sus fronteras, generando un problema humanitario para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Biden tampoco ha podido cambiar esa política, que también fue ratificada en los tribunales.
Ante esa realidad, el gobierno de Biden solo ha atinado a enviarle un mensaje a los extranjeros que quieren pedir asilo huyendo de la violencia, la pobreza, la corrupción, la pandemia y los desastres naturales en Centroamérica: no vengan.
"Ahora no es el momento de venir, por una variedad de razones, que incluyen que no tenemos el sistema de inmigración en funcionamiento de la manera que queremos", reiteró, ayer, la vocera presidencial, Jen Psaki.
Biden sí cumplió esta semana con una de sus promesas de campaña: elevó el cupo de refugiados que Estados Unidos puede aceptar anualmente a 125.000, el doble del vigente. En mayo, Biden elevó el límite de admisión de refugiados para el año fiscal en curso de 15.000, un nivel históricamente bajo establecido por el de Trump, a 62.500. En ese momento, Biden también prometió cumplir su promesa de aumentar el límite a 125.000 para el primer año fiscal completo de su presidencia.
Fuente: La Nación
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