Sucedió en Brasil. La Policía todavía intenta calcular la verdadera dimensión de la estafa piramidal de Glaidson Acácio dos Santos, que tenía una compañía de inversión en criptomonedas.
Cómo hizo un mozo para ganar miles de millones estafando con bitcoins
Un exmozo que se hizo multimillonario es protagonista de una de las mayores estafas piramidales en la historia de Brasil. Glaidson Acácio dos Santos se convirtió en un celebridad por su compañía de inversión en criptomonedas G.A.S. Consulting & Technology.
La policía dice que la compañía propiedad del brasileño de 38 años tuvo transacciones totales por un valor de al menos 7.000 millones de dólares (38.000 millones de reales) desde 2015 hasta mediados de 2021 como parte de una estafa piramidal tipo Ponzi, en la que se usaron bitcoins, que prometía a los inversionistas un 10% de rendimiento mensual.
Ahora Dos Santos se encuentra en una cárcel de Río a la espera de un juicio por cargos que incluyen extorsión, delitos financieros y ordenar el asesinato o intentar asesinar a dos competidores comerciales. Sigue siendo investigado por el intento de asesinato de un tercer competidor.
Dos Santos ha afirmado repetidamente que es inocente, según reflejó La Voz del Interior. Sus abogados no respondieron a las solicitudes de comentarios hechas por los periodistas de The Associated Press.
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A pesar de los cargos, Dos Santos representa un héroe excepcional para sus seguidores. Muchos lo ven como un hombre modesto de raza negra cuyo negocio poco ortodoxo con bitcoins los hizo ricos al aprovechar un sistema financiero que consideran que está manipulado por las élites blancas adineradas.
Dos Santos comenzó a comerciar con bitcoins en 2014, después de dejar su trabajo como mesero. Reclutó clientes de la Iglesia Universal del Reino de Dios, donde una vez se formó como predicador, prometiendo bonos de referencia a quienes trajeran nuevos reclutas, dicen las autoridades.
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Los fiscales dicen que la presunta estafa funcionaba así: los clientes depositaban su dinero en cuentas bancarias administradas por socios gerentes. Luego, el dinero se transfería a dos Santos o a su esposa venezolana, Mirelis Yoseline Diaz Zerpa, quienes entonces se lo embolsaban, compraban bitcoins y otras criptomonedas, así como activos financieros tradicionales, o les pagaban a otros miembros del esquema.
A los clientes se les prometió un retorno mensual del 10 % sobre sus inversiones en contratos de 12 a 48 meses, pero no poseían los bitcoins que les dijeron que G.A.S. compró con su dinero. Además, se les aseguró, el negocio estaba libre de riesgos: recuperarían toda su inversión inicial al final del contrato.
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La Policía brasileña todavía está tratando de descubrir el verdadero tamaño del imperio de Dos Santos. Los fiscales han identificado al menos 27.000 víctimas en al menos 13 estados brasileños y otros siete países, incluidos Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Portugal.
Sin embargo, la cifra real probablemente sea mucho más alta, expresó Luciano Regis, un abogado que representa a decenas de víctimas. "Es difícil tener una conversación con alguien en Cabo Frio que no conozca a alguien que invirtió'', cerró.