La xilacina se utiliza para sedar caballos. La sustancia ha tomado las calles de New York donde se puede ver a los adictos totalmente fuera de sí.
Alarma en EE.UU. por la droga que convierte en "zombies" a los adictos
En el epicentro de la crisis de opiáides y fentanilo en Estados Unidos, ha surgido un nuevo y mortal cóctel que está poniendo en grave peligro a la población: la xilacina. Esta droga, originaria de China y producida en masas, ha desencadenado una devastadora cadena de consecuencias, complicando aún más la ya desafiante respuesta de Estados Unidos a esta problemática.
La xilacina, conocida por su potente sedación en animales, ha encontrado su camino hacia el suministro de drogas ilícitas, generando una situación sin precedentes en la lucha contra las sobredosis y la adicción. La presencia de esta sustancia está trastocando métodos tradicionales para revertir los efectos de las sobredosis y dificultando los esfuerzos de tratamiento para aquellos que luchan contra la adicción.
En muchos casos, la xilacina, un sedante animal utilizado para caballos y otros animales, se añade al fentanilo, un opioide potente y letal en pequeñas cantidades. Esta combinación, conocida como "tranq" o "tranq dope", según algunos usuarios, proporciona una experiencia similar a la heroína y ha reemplazado en gran medida a esta última en los mercados de drogas de Estados Unidos. Otro de los graves efectos que produce es la putrefacción de la piel.
La xilacina, al igual que otros agentes de corte, beneficia a los distribuidores, ya que suele ser más económica y más fácil de conseguir que el fentanilo. Sitios web chinos la venden a precios entre USD 6 y USD 20 por kilogramo, sin necesidad de receta médica, mientras que los productos químicos necesarios para producir fentanilo pueden costar USD 75 o más por kilogramo. Esta disparidad de costos favorece su utilización en el mercado ilegal.
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