La situación se aceleró en los últimos dos meses de 2024 cuando cayó la confianza en el plan de ajuste del mandatario para bajar el déficit.
Éxodo de capitales y depreciación del real en Brasil complican a Lula
El flujo de dólares en Brasil registró en diciembre pasado un saldo negativo de 24.314 millones de dólares, marcando el mayor retiro mensual de divisas desde que se comenzó a medir este indicador en 2008, según informó este jueves el Banco Central.
Este resultado acentuó la presión sobre la economía brasileña, que cerró el año 2024 con un saldo negativo acumulado de 15.918 millones de dólares, el tercero más alto en su historia.
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La confianza en Lula cae rápidamente
En diciembre, a pesar del ingreso de 1.728 millones de dólares por transacciones comerciales, los inversores retiraron 26.042 millones de dólares. Este éxodo de capitales incluyó recursos en la bolsa de valores, títulos financieros y remesas de ganancias y dividendos de multinacionales hacia sus matrices.
Analistas atribuyen la fuga a la incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para reducir el déficit fiscal. Este contexto hizo que el real brasileño se depreciara un 27,35% frente al dólar en 2024, marcando su peor desempeño desde 2020.
El mayor impacto negativo provino de la cuenta financiera, con ingresos de 589.989 millones de dólares y salidas de 674.385 millones de dólares, lo que resultó en un saldo negativo de 84.396 millones de dólares.
La pérdida de confianza en la política fiscal de Lula intensificó la depreciación del real, especialmente en los últimos dos meses del año. En respuesta, el Banco Central intervino subastando 33.000 millones de dólares de sus reservas en las últimas semanas de diciembre para contener la caída de la moneda.
Desde que asumió su tercer mandato en enero de 2022, Lula ha prometido reducir a cero el déficit fiscal primario de Brasil, pero hasta ahora no ha logrado cumplir esa meta.
Aunque el Congreso aprobó recientemente un paquete de medidas de ajuste fiscal presentado por el Gobierno, los inversores consideraron insuficiente el plan para alcanzar el déficit cero en dos años. La incertidumbre en torno a estas políticas sigue afectando la confianza en la economía brasileña.
El Real se depreció casi un 30%
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