La crisis se profundiza a raíz de la falta de gasolina y de dólares para importar. Arce asegura que están normalizando la entrega, pero en el campo aran con mulas.
Bolivia sin combustibles, sin dólares y en peligro de no tener alimentos
Bolivia atraviesa una de las peores crisis de combustible de su historia, afectando a millones de ciudadanos, desde agricultores hasta transportistas y consumidores en las ciudades. Largas filas de vehículos frente a estaciones de servicio se han convertido en una escena habitual en todo el país, mientras la escasez de diésel y gasolina golpea la economía, encarece los alimentos y genera descontento social en vísperas de una tensa elección presidencial en 2025.
El problema, que comenzó a agravarse meses atrás, se intensificó tras una crisis monetaria que limitó la disponibilidad de dólares en el país, dificultando la importación de combustibles. Bolivia, que alguna vez fue un importante productor de gas natural en América del Sur, ahora depende en gran medida de importaciones de diésel y gasolina, principalmente de Argentina, Paraguay y Rusia.
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La escasez ha afectado todos los niveles de la economía. En el campo, la falta de diésel para tractores y maquinaria ha retrasado la siembra, lo que podría comprometer la producción de alimentos para 2025.
En las ciudades, los efectos se sienten en los mercados. El precio de productos básicos como papas, cebollas y carne de vaca se ha disparado.
El descontento ha llevado a multitudes a las calles en las últimas semanas. En Santa Cruz, cientos de manifestantes pidieron el adelantamiento de las elecciones presidenciales previstas para 2025, mientras que en La Paz las protestas se centraron en el aumento de los precios y la falta de soluciones del gobierno. "El pueblo tiene hambre", coreaban los manifestantes.
El gobierno del presidente Luis Arce, que enfrenta divisiones internas dentro del partido oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) y una pugna con el expresidente Evo Morales, ha insistido en que la crisis está bajo control. "El combustible ya está comprado y estamos trabajando en normalizar la logística de distribución", aseguró el ministro de Economía, Marcelo Montenegro.
Bolivia, que en la década de 2000 fue un ejemplo de estabilidad económica gracias al auge del gas natural, ahora enfrenta una realidad diferente. En 2025, el gobierno planea gastar 2.900 millones de dólares en la compra de combustibles, mientras subsidia el diésel y la gasolina en un 50%, una política que, según críticos, ya no es sostenible.
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