Un Boeing 787 logró la hazaña de hacer un vuelo desde Oslo y aterrizar en un glaciar antártico. Un hito de la aviación moderna.
Un Boeing aterrizó en el hielo de la Antártida
En un hito histórico para la aviación y la exploración científica, un Boeing 787 Dreamliner operado por Norse Atlantic Airways ha escrito un nuevo capítulo al aterrizar en la Antártida, convirtiéndose en la primera aeronave de este tipo en lograr esta hazaña extraordinaria.
El Instituto Polar Noruego reportó que el vuelo, partiendo desde Oslo, tuvo como destino la remota Estación de Investigación Troll, ubicada en la Tierra de la Reina Maud, en un viaje que desafió los límites convencionales de la aviación.
El Boeing 787-9, con el registro LN-FNC y una edad de cinco años, despegó de Oslo el 13 de noviembre, haciendo una parada de 40 horas en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, antes de emprender el tramo final hacia la Antártida. El aterrizaje en Troll Airfield, a las 02:01 (hora local) del jueves 16 de noviembre, marcó el final de un viaje de cinco horas desde Sudáfrica.
A bordo de esta histórica travesía, científicos del Instituto Polar Noruego y una tripulación especializada en logística se unieron en una misión destinada a transportar suministros esenciales y personal para mantener las investigaciones en la estación.
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La Estación de Investigación Troll, situada a 235 kilómetros de la costa, se enfoca en la vigilancia medioambiental, el estudio climático y diversas investigaciones científicas y cartográficas. Sin embargo, la singularidad de su pista de aterrizaje, ubicada sobre un glaciar a 1.232 metros sobre el nivel del mar y con una longitud de 3.000 metros, presenta desafíos sin igual para la aviación.
Para asegurar la seguridad del aterrizaje, el Instituto Polar Noruego realizó minuciosos análisis del grosor del hielo y las condiciones de frenado, cumpliendo rigurosamente con los protocolos de seguridad establecidos por los fabricantes de aviones.
El equipo de vuelo recibió formación especializada para adaptarse a las condiciones extremas de la Antártida, incluyendo entrenamiento en supervivencia en el Ártico y actualizaciones constantes sobre las condiciones meteorológicas y la operatividad del aeropuerto mediante comunicaciones satelitales.
Este vuelo pionero resalta la capacidad de las modernas aeronaves para operar en condiciones extremas y enfatiza la importancia crítica de la logística en el apoyo a la investigación científica en regiones remotas y desafiantes.
A pesar de la existencia de vuelos anteriores en la región, incluyendo aeronaves como Boeing 757, Boeing 767, Airbus A340 de HiFly, Boeing 737 MAX de Smartwings, Ilyushin 76 y C-130 Hércules, este aterrizaje marca un hito significativo al demostrar la adaptabilidad y capacidad del Boeing 787 Dreamliner en un entorno tan riguroso como la Antártida.
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