El sistema norteamericano es de una elección indirecta. se vota al candidato, pero no se lo elige.
Así se elige hoy al presidente de Estados Unidos
El sistema de elección presidencial de EE UU es indirecto, es decir, los ciudadanos no eligen directamente al candidato a presidente sino a través de un colegio electoral.
Cada ciudadano registrado para votar debe rellenar las papeletas (?ballots') seleccionando al presidente y vicepresidente a los que elige.
Este es el voto popular, pero este voto no elige directamente al presidente, sino a los compromisarios o electores elegidos dentro del comité estatal de cada partido en cada Estado. Ellos conforman el colegio electoral y son los que votan al presidente.
En la mayoría de los Estados al reparto de este voto electoral se le aplica el ?winner takes all', que otorga todos los votos electorales al candidato más votado (salvo Nebraska y Maine).
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Por eso se puede dar el caso de que el voto popular no coincida con el voto electoral, como en 2016, donde Hillary Clinton ganó por el voto popular, pero Donald Trump resultó electo por conseguir mayor cantidad de votos electorales.
Cada Estado, junto con el distrito de Columbia, aporta un número de compromisarios en función de su población. Hay en total 538 compromisarios y el ganador debe conseguir 270 votos electorales, es decir, la mitad más uno.
De acuerdo con la enmienda 12 de la Constitución, si los candidatos presidenciales obtienen el mismo número de votos, la Cámara de Representantes elegirá al presidente entre los tres candidatos más votados, y el Senado al vicepresidente entre los dos candidatos más votados. Esta situación se ha dado dos veces en la historia de Estados Unidos, en 1801, entre Thomas Jefferson y Aaron Burr (resultó elegido Jefferson), y en 1825, entre John Quincy Adams y Andrew Jackson (el elegido fue el primero).
¿Y si hubiera compromisarios desleales?
Se puede dar la situación en la que un compromisario no vote por el candidato de su partido. La Constitución estadounidense no impone una disciplina de partido, pero 29 Estados y el distrito de Columbia piden lealtad a los compromisarios. Cinco de ellos prevén sanciones que van desde una multa de mil dólares hasta una condena. En toda la historia, solo 10 compromisarios han sido desleales. Ninguno de ellos cambió el resultado electoral y ninguno fue sancionado.
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