Si la queja forma de tu día a día quizá padezcas el denominado síndrome de Calimero.
¿Te quejás mucho? Podés tener el Síndrome de Calimero
La queja, esa forma de llamar la atención sobre un evento que creemos injusto, y que los psicólogos aseguran que con ella se libera peso y se evita desarrollar enfermedades psicosomáticas, puede ser un problema cuando el lamento pasa a ser una forma de relación con el mundo.
Cuando el que te escucha quejarte siente más molestia que empatía y la queja forma parte de tu día a día, podés sufrir el síndrome de Calimero. Este fue descrito por primera vez en 2017 por el psicoanalista francés Saverio Tomasella en su libro Le syndrome de Calimero.
Según el autor, se sufre este síndrome cuando la queja y la autocompasión se vuelven un patrón de respuesta y relación con el mundo.
Tomasella asegura que se trata de un "fenómeno contemporáneo en una sociedad al borde de la implosión".
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Esconde otra queja más grande
Y es que este síndrome no viene solo: muchas veces quienes lo padecen han vivido verdaderas injusticias y tienen miedo de volver a ser victimizadas.
"Algunos Calimeros también pueden haber sufrido gran vergüenza, humillación, momentos de rechazo y abandono. Graves traumas en el entorno familiar también pueden marcar a un hijo, que se encontrará en la posición de portavoz y se quejará de manera importante en lugar de su familia", puntualiza el propio psicólogo en una entrevista, según publica Business Insider.
"Estas personas han vivido injusticias que aún no han superado y, a la larga, esto les genera un malestar crónico que las afecta en el presente", indica la psicóloga y psicoterapeuta Philippine Héraud.
Entonces, en vez de ahondar en una queja demasiado profunda, la queja de quien padece el síndrome del Calimero se orienta a otras cuestiones "menos dolorosas" y más cotidianas simplemente para suscitar un sentimiento de compasión en los demás.
"Siempre a mí"
Las personas que sufren este síndrome suelen verse como una víctima constante del destino o de la mala suerte. También tienden a ver el vaso medio vacío y observan el mundo con una mirada pesimista. A su vez, su autoestima es muy baja.
Cómo combatirlo
Si conocés a alguien que padezca este síndrome o bien te sentís identificado con él, lo primero que deberás hacer es, ya sea solo o con ayuda profesional, es ir al origen de los males que encubren esas quejas.
Para ello, lo primero será admitir que te quejas mucho. Una manera de hacerlo es tratar de no hacerlo por algunas horas o un día completo. Si te costó, sabrás que sos una queja constante. Intentá no hacerlo cada vez durante más días y notarás una gran diferencia.
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