El diseño de los espacios de trabajo tiene una influencia psicoemocional en las personas; el poder de las ventanas, los colores y las plantas.
Estos son los beneficios de la neuroarquitectura
La pandemia por coronavirus obligó a millones de personas a permanecer en sus casas. Es por eso que la neuroarquitectura cobró mayor importancia en la construcción de los edificios.
Esta disciplina es usada por los arquitectos que tiene como objetivo crear espacios que favorezcan la memoria, mejorar las habilidades cognitivas y estimular de la mente, además, sirve para levantar el estado de ánimo, disminuye el estrés y ayuda a la solución de problemas en la vida cotidiana.
Los árboles o plantas en espacios cerrados, colores, ventanas, elementos arquitéctonicos, música, la elección de los techos, los altos son ideales para las tareas más creativas y los techos bajos favorecen un trabajo de carácter más rutinario.
Las ventanas y las plantas alivian el estrés.
Tips
La iluminación. La luz atrae al ser humano, tal y como reconoce el psicólogo Christoph Hölscher, por lo que es un elemento clave que va a guiar al individuo en suexperiencia en el edificio. La luz natural ayuda a la concentración de las personas y genera un ambiente más amable que la luz artificial. Este tipo de luz obliga al cerebro a esforzarse más en la tarea a realizar y eso incide negativamente en la productividad. Además, la luz natural acerca a los individuos con el exterior de los espacios.
"La iluminación es clave, en donde "con muy poco, podemos ajustarla a nuestro estado de ánimo de manera sencilla con lámparas wifi y su correspondiente app", comentó el prestigioso arquitecto Javier Goldenberg.
Zonas verdes. La sensación de estar encerrados genera estrés y disminuye la productividad de quienes se encuentren en esos habitáculos. Junto con la luz natural, el contacto del ser humano con las zonas verdes ayuda a abrir la mente, aumenta la concentración y favorece la calma. Las vistas al exterior de los edificios mejoran el estado de ánimo de los habitantes o trabajadores.
"Se ha demostrado que la presencia de la naturaleza, del aspecto verde como vegetación, paisajes que se pueden ver o conectan con la construcción relajan el estado emocional y también bajan el nivel de estrés", explicó Alejandro Andersson, médico neurólogo y neurofisiólogo a Infobae.
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Los techos. Según estudios científicos la altura de los techos también influye en la concentración y actividades de las personas. Así, los techos altos son adecuados para las tareas más creativas, mientras que los bajos favorecen un trabajo de carácter más rutinario.
Los colores. Los colores influyen y condicionan el estado de ánimo de las personas, por lo que es fundamental estudiar el efecto de las distintas tonalidades en nuestro cerebro y así emplearlos de la forma más eficiente. Los tonos cercanos a la naturaleza (verdes, azules, amarillos) reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio como un edificio saludable. Por su parte, tonos como el rojo captan la atención del receptor por lo que en tareas de concentración son los más indicados.
Los colores claros en las casas es un gran aliado.
Elementos arquitectónicos. Los ángulos o formas empleadas en los diseños arquitectónicos también tienen incidencia en el cerebro del ser humano. Los espacios rectangulares son entendidos como edificios menos agobiantes que los cuadrados, que sí provocan mayor sensación de estar encerrados. Los ángulos marcados de las edificaciones favorecen la aparición de estrés o ansiedad frente a las curvas o contornos suaves que nos dan sensación de seguridad y comodidad.
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