Por lo general puede resultar un recurso positivo, pero algunas veces se transforma en trastorno.
Qué es la "felicidad anticipada" y por qué nos hace mal
Nos gusta soñar despiertos, planificar eso que tanto ansiamos lograr y nos visualizamos allí, en ese sitio en donde la felicidad es alcanzable.
Esta "felicidad anticipada" tiene una gran ventaja: es gratuita. Son pensamientos que se enfocan en lo positivo como un regalo que podemos abrir cuando queremos. Suelen ayudarnos a levantar el ánimo, experimentando una especia de felicidad, más allá del resultado posterior.
Según el psiquiatra Neel Burton, autor del libro "Pensar más allá del pensamiento, entre el Cielo y el Infierno: la Psicología de las Emociones", estos pensamientos "nos liberan de tensiones cotidianas, nos relajan y son gratificantes".
Este pensamiento anticipatorio es efectivo, señala el sitio La Vanguardia, porque se centra en placeres alcanzables: "Esa inmediatez es clave cuando estamos bajos de ánimo. Lo que realmente funciona es esperar algo que va a suceder muy pronto", explica el experto.
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Estas ilusiones nos cargan de optimismo. La anticipación de las experiencias, indica un estudio publicado por la revista Psycological Science, se vincula a una mayor felicidad, más amabilidad, más emoción y menos impaciencia.
Este recurso nos sirve además para desdramatizar situaciones: nos da contexto y perspectiva, nos inyecta placer "incluso en los días más aburridos y frustrantes", asegura Burton.
Muchas veces, incluso, pensar en el futuro nos genera más placer que la propia experiencia en sí, ya que luego puede no resultar como la habíamos imaginado.
Los riesgos de la felicidad anticipada
Pensar en algo que va a pasar nos llena de ilusión, pero no hay que confundir este estado con la ensoñación y el idealismo porque podemos terminar decepcionados.
Estas fantasías podrían llevarnos a desilusiones, ya que esperamos demasiado y puede que la expectativa sea mayor que la realidad. Por eso hay que tener cuidado.
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El psiquiatra Sergio Oliveros detalla que "más del 90% de la población fantasea unos minutos al día con algo; el problema es cuando una persona pasa más de la mitad del tiempo de vigilia en su habitación sin ser consciente del tiempo.
Este problema es cada vez más frecuente y ha sido denominado como "Trastorno por Ensoñación inadaptada" o ensoñación excesiva.
Ocurre cuando las fantasías sin muy vívidas y el individuo es incapaz de mantener la atención, llegando a descuidar la alimentación o la higiene.
Este trastorno es más común de lo que parece y se da en personas que han sufrido experiencias traumáticas en su infancia, como bullying por ejemplo.
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Hay personas que se aferran al placer de sus propias fantasías: lo importante es encontrar el equilibrio para que esta felicidad anticipada no nos impida disfrutar lo que verdaderamente está ocurriendo.