Al retirar la piel se pierden muchos nutrientes importantes de estos vegetales.
Por qué deberías comer siempre los frutos secos sin pelar
Es sabido que los frutos secos son muy conocidos por sus grasas saludables -que mejoran el sistema cardiovascular- por sus abundantes proteínas y su fibra.
Sin embargo, cuando comemos frutos secos no aprovechamos toda la carga de micronutrientes positivos que contiene. Y eso es porque los compramos pelados o bien nosotros mismos retiramos la "cáscara".
Uno de los grandes ejemplos es el maní: una vez que los sacamos de su vaina leñosa, estos quedan envuelto uno por uno por una una fina capa rojiza o bordó. Y muchas veces retiramos esta capa cuando no deberíamos.
Esta piel contiene fibra, pero también una gran proporción de compuestos fenólicos que tienen un efecto antioxidante cuando lo comemos.
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Otros muchos frutos secos contienen una piel similar bajo la cáscara dura, como las avellanas y las almendras.
Los pistachos son otro ejemplo muy claro de un fruto seco que contiene bajo su dura cáscara una capa de un color entre el marrón y el púrpura.
En este caso, se trata de una piel más gruesa y, por eso, muchas personas la retiran para simplemente comerse el fruto seco de color verdoso. Pero su cáscara posee un efecto antioxidante beneficioso, y es muy rica en vitamina E.
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