El estudio patenta un software capaz de decodificar las señales nerviosas de los individuos y darles significado.
Un nuevo algoritmo es diseñado para leer la mente con resonancia cerebral
El hecho de poder leer la mente de otras personas es una de las curiosidades de la humanidad, por esto publicistas, informáticos, políticos y sociólogos se encuentran deseosos de dar con una herramienta que les permita acceder a la producción mental de la materia gris.
Un equipo de científicos del área de neurología de la Universidad de Texas, ha publicado un artículo en la revista bioRxiv en el que describen un método para conseguirlo sin tener que entrar físicamente dentro del cerebro.
Los científicos encargados del proyecto explicaron en la revista The Scientist que han ideado un algoritmo que procesa y decodifica las palabras que escucha y piensa una persona mientras está siendo sometido a una resonancia magnética digital (fMRI). Aunque todavía está en fase de pruebas y realmente es demasiado lento en comparación a la velocidad del pensamiento humano (afortunadamente, pensando en salvaguardar nuestra libertad de pensamiento), los investigadores se congratulan de haber dado con un método eficaz y no intrusivo con el que conseguir algo tan abstracto como es el hecho de leer la mente.
Una interfaz mente-ordenador
Yukiyasu Kamitami, neurocientífico de la Universidad de Kyoto, va mucho más allá, pensando que este es un gran avance para el desarrollo de "aplicaciones que sirvan de interfaz entre las mentes y los ordenadores", como comentó en la citada revista. La metodología del algoritmo es bastante sencilla y práctica, ya que en vez de detenerse a analizar las neuronas, como se pensaba en otros experimentos, las resonancias magnéticas miden los cambios en el flujo sanguíneo dentro del cerebro, claros indicadores del nivel de actividad cerebral. Como decíamos, las señales físicas de la sangre se mueven mucho más lentas que las neuronas, por lo que el sistema no traduce palabra por palabra de lo que alguien piensa, sino que "analiza el significado semántico de los pensamientos de las personas".
El experimento que llevaron a cabo tuvo una muestra bastante pequeña y concreta. Tan solo estaba compuesta por una mujer y dos hombres jóvenes. Se les pidió escuchar cada uno dieciséis horas de los podcasts que quisieran mientras estaban dentro del escáner. Durante todo el experimento, el software exploró los patrones de la actividad cerebral de los participantes, mientras los programas de radio se reproducían para comparar si ambas señales coincidían. "El algoritmo acabó generando una historia que coincidía bastante bien con la del programa que escucharon", corrobora Alexander Huth, neurocientífico de la Universidad de Texas en Austin, en declaraciones recogidas por Live Science.
Ahora bien, habría que reflexionar sobre la dimensión ética del avance tecnológico, en caso de darse, desarrollarse y extenderse a un uso práctico. Así, a simple vista, a nadie le gustaría que le leyeran la mente (y probablemente este sería uno de los sueños húmedos de los regímenes totalitarios del siglo XX). Huth reconoce que la capacidad de saber qué piensa una persona mediada por la tecnología puede ser un poco "espeluznante".
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Evidentemente, el software necesitaría horas y horas de análisis y escaneo cerebral antes de poder descifrar lo que una persona piensa a cada momento, por lo que parece que queda muy lejos el momento en el que esta herramienta se pueda usar de una manera eficaz y fiable. Como toda inteligencia artificial, precisa de un mecanismo de aprendizaje continuo que no se adquiere de la noche a la mañana y con individuos distintos. Al menos, podemos dormir tranquilos de que nadie, de momento, va a entrar directamente en nuestros pensamientos.
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