¿Que tan importantes somos para nuestros perros?

François-Marie Arouet conocido como Voltaire, fue un intelectual francés del siglo XVII, escritor, historiador, filósofo y abogado, que perteneció a la francmasonería, principales representantes de la Ilustración. Muy querido por la sociedad francesa de esa época por denunciar injusticias sociales y extender ideologías, entre otras cosas.

Voltaire era muy reconocido y buscado por la sociedad parisina, tanto que esto llegó a cansarlo. Tanta era la fama que la gente enloquecía. Esta situación hizo que el filósofo tema por su familia y la vida de su perro, que lo llegó a querer mucho. El historiador tuvo que resguardar la integridad de su mascota dándole encierro para que no fuera afectado por la gente que lo seguía. Tenía miedo de que su perro fuera aplastado o asesinado por algún loco que pensara que tener una parte del animal era como tener una porción de Voltaire. Ya había casos donde la gente mataba y quedaba con los caballos donde eran trasladados los ilustradores.

El perro de Voltaire por el propio encierro cayó en depresión, ante esto el historiador pidió que sea liberado y el can volviera a tener la felicidad de recibir en la entrada de la casa a su dueño.

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El tiempo pasa para todos dice la frase, así lo fue para Voltaire que pasó al olvido, haciendo que la gente lo dejara de buscar. Esto provocó la depresión del historiador que empezó a extrañar el reconocimiento de la sociedad en las calles. El intelectual se dio cuenta que le quedaba lo más importante, el amor de su perro, que nunca lo dejo de querer. En ese sentido nada había cambiado, esta amistad a ambos los marcó para siempre. Para el perro, Voltaire era el personaje de vida, fueron compañeros de vida.

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