Muchos piensan que hacer home office es una ventaja, pero tiene sus pro y sus contra.
Los 6 errores más comunes que cometemos al trabajar desde casa
La pandemia nos ha presentado un gran desafío: el teletrabajo o "home office". Quizás muchos piensan que es una ventaja trabajar "en pantuflas" desde la casa pero, como todo, tiene sus pro y sus contra.
Lo doméstico se mezcla con lo laboral (ni hablar si tenés hijos); la heladera parece llamarte a cada rato y puede haber incluso un descuido en el aspecto personal.
Para evitar desconcentrarte durante la modalidad home office, estos son los 6 errores que tenés que dejar de cometer.
1. No delimitar el espacio laboral del doméstico
Trabajar desde la cama o tapado con la manta en el sofá tal vez no sea una buena idea. Sacudirse la pereza con frecuencia requiere separar el espacio laboral del doméstico siempre que sea posible y, muy especialmente, no trabajar desde lugares que normalmente destinamos al descanso, señala el sitio Welcome to the jungle.
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Establecer esa distinción entre espacios es algo que para muchos es difícil. Una fórmula es delimitar espacios en la medida de lo posible: el estudio-comedor para trabajar y la habitación para descansar y desconectar.
2. No desconectar
Teletrabajar no significa estar encerrado en casa, y mucho menos estar sentado frente a la computadora ocho o nueve horas seguidas. Dale la vuelta: sos vos quien gestiona tu tiempo, por lo que depende de vos encontrar la fórmula que mejor te encaje. Y esta debe incluir sí o sí ratos para desconectar. Salí a tomar aire si sentís la necesidad, bajá a por un café, da un pequeño paseo en busca de inspiración. Cuando vuelvas de nuevo a tus tareas, seguramente las retomes con más energía y desde otra perspectiva.
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Y si sos de los que consideran que desconectar puede ser una tarea ardua en medio de la vorágine del día, tal vez lo único que requiera sea práctica. También es importante desconectar al final de la jornada laboral.
3. No seguir un horario o rutina
Esta es tal vez una de las partes más delicadas y difíciles de sostener en el tiempo. Si sos novato en el teletrabajo, podés caer fácilmente en el error de hacer desaparecer la rutina que seguías antes. Y para trabajar desde casa de forma eficaz sigue siendo fundamental mantenerla: marcá una hora de inicio y fin de la jornada, que no se te peguen las sábanas por la mañana y que tampoco estés trabajando hasta la hora de cenar. La ausencia de una jornada de trabajo bien organizada puede generar desorden más allá de lo laboral.
4. No poner límites a las personas que viven con vos
Tal vez sigas trabajando en compañía, pero no de tus compañeros de trabajo, sino de las personas que viven con vos. Esto puede traducirse en interrupciones que hagan frenar en seco tu ritmo de trabajo. Lo que en la oficina solía ser una propuesta para hacer una pausa o una interrupción de un compañero, ahora se transforma fácilmente en "¡Mirá, esta es la nueva canción del grupo del que te hablé!", "¿Te venís a desayunar?", "Me voy a hacer la compra, ¿te traigo algo?". Aunque lo más incómodo puede que sea cuando estas interrupciones coinciden con una reunión a distancia, en cuyo caso, seguramente hayas recurrido más de una vez a la alternativa más viable: silenciar la videollamada.
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Si alguna de esas situaciones te resulta familiar, quizás haya llegado el momento de poner algunos límites a las personas con quienes vives. No hay nada malo en comentar que, pese a lo atractivo de sus propuestas, estas no te ayudan a mantener esa rutina que de por sí ya es difícil de seguir. Puede que incluso en esa conversación te sorprendas al descubrir que vos también podés haber sido causa de distracción en algún momento, sin apenas darte cuenta. La empatía sigue siendo un valor en alza, también en tiempos de teletrabajo.
5. Rendirte a las distracciones
Al trabajar desde casa, tu disciplina y capacidad de autocontrol se ponen a prueba. Evitar que ese minuto rápido que ibas a dedicar a alguna red social se dilate en el tiempo casi sin darte cuenta o levantarte a visitar la cocina cada poco rato puede convertirse en un auténtico reto.
6. No compartir tus inquietudes
Echás de menos a tus compañeros, ¿quién lo iba a decir? El espacio de trabajo se ha reconfigurado y el aspecto social de la oficina se ha desvanecido de un día para otro.
Pero que no compartas un espacio físico con tus compañeros no significa que no debas seguir manteniendo el contacto con ellos. Las pausas para el café o incluso las cervezas a la salida del trabajo eran momentos perfectos para desconectar y también cumplían una función social (o incluso terapéutica). No renuncies a ellos: reconfiguralos para poder seguir sintiéndote motivado y arropado cuando lo necesites.