Y que podría retrasar la aparición de la diabetes tipo 2.
La comida con mala fama que protege a tu páncreas del azúcar
Científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, descubrieron recientemente que las grasas pueden ayudar al páncreas a adaptarse al exceso de azúcar, retrasando la aparición de la diabetes, según se publicó en la revista Diabetología y que recoge Europa Press.
Y es que la diabetes de tipo 2, que afecta a casi el 10% de la población mundial, se agrava con un estilo de vida excesivamente sedentario y una dieta demasiado calórica, que altera el funcionamiento de las células pancreáticas y hace menos eficaz la regulación del azúcar en sangre.
La diabetes de tipo 2 se debe a una disfunción de las células beta del páncreas, responsables de la secreción de insulina. Esto impide la regulación de los niveles de azúcar en sangre y puede provocar graves complicaciones cardíacas, oculares y renales.
Sin embargo, la grasa, que a menudo se cita como la culpable ideal, podría ser de ayuda. Esta no solo no agrava la enfermedad, sino que podría desempeñar un papel protector del páncreas.
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Fue estudiando las células beta pancreáticas productoras de insulina, que los científicos de UNIGE demostraron que estas células sufrían menos el exceso de azúcar cuando habían sido expuestas previamente a la grasa.
Al investigar los mecanismos celulares en juego, los investigadores descubrieron cómo un ciclo de almacenamiento y movilización de grasas permite a las células adaptarse al exceso de azúcar.
Para diferenciar el efecto de la grasa del del azúcar, los científicos expusieron las células beta a un exceso de azúcar, de grasa y luego a una combinación de ambos. En primer lugar, se confirmó la toxicidad del azúcar: las células beta expuestas a altos niveles de azúcar secretaban mucha menos insulina de lo normal.
La grasa, en lugar de empeorar la situación, permite restablecer la secreción de insulina a niveles casi normales. La adaptación de las células beta a ciertas grasas contribuyó en los estudios a mantener los niveles normales de azúcar en sangre.
Al analizar más a fondo los cambios celulares en juego, el equipo de investigación se dio cuenta de que las gotas de grasa no eran reservas estáticas, sino que eran el lugar de un ciclo dinámico de almacenamiento y movilización. Y gracias a estas moléculas de grasa liberadas, las células beta se adaptan al exceso de azúcar y mantienen una secreción de insulina casi normal.
Los científicos buscan ahora determinar el mecanismo por el que esta grasa liberada estimula la secreción de insulina, con la esperanza de descubrir un modo de retrasar la aparición de la diabetes.
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