La idea principal de esta técnica oriunda de Japón es mantener el contacto con la naturaleza.
Kokedama, todo lo que hay que saber sobre estas plantas sin maceta
En Japón consideran muy importante el contacto con la naturaleza para "desenchufarse" de la vida cotidiana. Tal es así que el antídoto recetado para el estrés es, nada menos, que salir a pasear sin prisas por espacios frondosos ("baños de bosque", lo denominan).
También hay una cultura muy arraigada con la jardinería y la interacción con la naturaleza, como el bonsái, la ikebana y una que es poco conocida, pero que está empezando a ponerse de moda en todo el mundo: la kokedama.
Esta técnica consiste en sustituir la típica maceta de las plantas por una bola de musgo, de ahí su nombre (?koke', musgo, y ?dama', bola), y lo que representa es el equilibrio, la perfección.
La elaboración
Se emplea sustrato mineral y akadama (arcilla de origen volcánico) para modelar la bola alrededor de las raíces de la planta y luego se envuelve en una capa de musgo, explican en un artículo publicado por La Vanguardia.
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La kokedama permite trabajar con cualquier variedad de planta, tanto de interior como de exterior: arbustos, helechos, hiedras, suculentas, orquídeas, ficus, pachiras, cactus, plantas florales, hierbas aromáticas... Para su elaboración, se utiliza sustrato mineral y akadama (arcilla de origen volcánico), con los que se modela la bola alrededor de las raíces de la planta, para después envolverla en una capa de musgo que se ata con un hilo transparente o de colores.
El mantenimiento
Basta sumergir la kokedama en agua hasta que empiece a burbujear. Se deja escurrir y se coloca en el lugar elegido, sobre una base de piedras o pizarra o suspendida del techo
Para conservar mejor el musgo, también se recomienda pulverizar la bola entre riegos. La planta puede vivir perfectamente durante años en estas condiciones, aunque si queremos que crezca, debemos hacer una bola más grande, y sustituir el musgo si empieza a deteriorarse, un servicio que también ofrecen las tiendas especializadas.
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Más allá de su efecto decorativo innovador, el acto de moldear la bola, en vez de simplemente meter una planta en un tiesto, y después cuidarla sumergiéndola en agua, ambas acciones con las manos, es una manera muy intensa de conectar con la naturaleza.
Aseguran que la sensación es muy diferente a la de comprar una planta y que es una tendencia que va más allá de la moda.