Se trata de un bocado tradicional de Italia, del que existen cientos de versiones. Comparte similitudes con la pizza, pero la receta es diferente.
Así podes preparar una focaccia auténtica en casa
En las panetterie habita uno de los tesoros más apreciados de la gastronomía italiana: la focaccia. Se trata de un pan pariente lejano de la pizza, pues comparte muchas de sus características.
La receta es de lo más humilde, ya que incluye únicamente una masa hecha a base de "agua, harina, levadura de cerveza, aceite de oliva virgen extra (en abundancia y calidad) y sal".
Para elaborarla, se deja crecer la masa en varias etapas, se espolvorea con sal gruesa y se cepilla con una emulsión de aceite y agua antes de cocinar. El resultado es una focaccia bastante alta, de aproximadamente un centímetro, suave, esponjosa en el interior y agradablemente crujiente y dorada en la superficie, caracterizada por la presencia de hoyos típicos obtenidos al presionar la masa con la punta de los dedos".
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Ingredientes:
500 g de harina de trigo
250 ml de agua
25 ml de aceite de oliva virgen extra
10 g de levadura de cerveza
10 g de sal media
10 g de malta en polvo
Elaboración
Comenzamos haciendo la masa. Para ello, disolvemos la levadura en agua tibia y la juntamos con la harina, la malta, el aceite de oliva y la sal; amasamos hasta lograr una pasta fina y dejamos reposar durante 30 o 45 minutos, aproximadamente. Después, pintamos con un poco de aceite de oliva una bandeja de horno y, sobre ella, extendemos la masa, sazonamos con sal y dejamos reposar durante una hora a temperatura ambiente para que crezca y tome consistencia. Mientras tanto, preparamos el aliño mezclando (mejor en una botella) 2/3 de aceite de oliva y 1/3 de agua y removiendo hasta obtener una solución correctamente emulsionada. A continuación, presionamos la masa con la punta de los dedos, espolvoreamos la emulsión y dejamos reposar una hora más. Transcurrido dicho tiempo, la horneamos a 220°C durante 20 o 30 minutos.
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