¿Te ha pasado que no podés dejar de repetir una canción en tu cabeza? Descubrí qué convierte a ciertas melodías en esos pegajosos "gusanos auditivos" incapaces de salir de tu mente
¿Por qué algunas canciones se convierten en "earworms"?
Los "earworms" o "gusanos auditivos" son un fenómeno musical común que afecta a millones de personas.
Esta teoría, consiste en fragmentos de canciones que se repiten involuntariamente en nuestra mente una y otra vez. Desde clásicos pop hasta jingles publicitarios, estas melodías tienen algo especial que las hace inolvidables, incluso cuando queremos olvidarlas. Pero, ¿qué las hace tan pegajosas?
La ciencia estudió este curioso fenómeno y encontró que los earworms no son fruto del azar. Factores como la repetitividad, un ritmo contagioso y letras simples juegan un papel crucial. Además, nuestra relación emocional con la música también influye, ya que estas melodías suelen aparecer cuando estamos realizando tareas repetitivas o en momentos de tranquilidad.
Por otro lado, los psicológos identifican patrones neuronales relacionados con los gusanos auditivos. Este fenómeno activa áreas específicas del cerebro vinculadas a la memoria y al procesamiento musical, lo que explica por qué es tan difícil deshacerse de ellos una vez que se instalan.
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Las características de un earworm
No todas las canciones tienen lo necesario para quedarse atrapadas en nuestra mente. Este tipo de melodías, suelen tener ritmos rápidos, letras simples y repeticiones notorias. Canciones como "Can't Stop the Feeling!" de Justin Timberlake o "Macarena" son ejemplos clásicos de cómo estos elementos se combinan para crear melodías irresistibles.
La conexión emocional con la música
Las canciones que escuchamos durante momentos significativos o que asociamos con experiencias suelen quedarse en nuestra mente ya que este vínculo emocional refuerza el impacto de la canción en nuestra memoria.
¿Por qué no podemos "apagar" los earworms?
El cerebro humano está diseñado para buscar patrones y completar información. Por eso, cuando escuchamos una melodía repetitiva, nuestra mente intenta cerrarla, pero a menudo falla, lo que provoca un bucle infinito. Este fenómeno se potencia cuando estamos realizando actividades automáticas como caminar o lavar los platos.