Dormir siestas largas podría ser un síntoma precoz de la enfermedad de Alzheimer, según un nuevo estudio.
¿Te gusta dormir mucha siesta? Podría ser una señal de Alzheimer
La ciencia hasta ahora había estudiado sobre cómo los patrones de sueño se relacionan con el riesgo de demencia, pero más vinculado a que dormir poco o mal aumenta se relaciona con la demencia.
Pero el estudio actual, dirigido por la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y la Escuela de Medicina de Harvard junto con el Hospital Brigham, apunta a trabajos previos de la UCSF, que sugieren que la demencia puede afectar las neuronas que promueven la vigilia en áreas clave del cerebro, afirman los investigadores en su artículo publicado este jueves en Alzheimer's and Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association.
Los autores creen que el sueño diurno en exceso puede ser una señal de advertencia temprana de demencia. Ya que según sus hallazgos, los adultos mayores que dormían siesta al menos una vez al día o más de una hora diaria tenían un 40% más de probabilidades de desarrollar alzhéimer que los que no dormían la siesta a diario o dormían menos de una hora.
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"Descubrimos que la asociación entre las siestas excesivas durante el día y la demencia se mantuvo después de ajustar la cantidad y la calidad del sueño durante la noche", indica en el comunicado de prensa el doctor Yue Leng, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la UCSF.
"Esto sugirió que el papel de la siesta durante el día es importante en sí mismo y es independiente del sueño nocturno", añade el también coautor del estudio.
"La conclusión principal es que si no solías tomar siestas y notas que está empezando a tener más sueño durante el día, podría ser una señal de deterioro de la salud cognitiva", indica Leng.
El estudio utilizó datos recopilados durante 14 años por el Proyecto Rush Memory and Aging, que siguió a más de 1.400 personas entre 74 y 88 años (con una edad promedio de 81).
La evaluación descubrió que las siestas diarias durante el día aumentaron en un promedio de 11 minutos por año para los adultos que no desarrollaron deterioro cognitivo.
Sin embargo, un diagnóstico de deterioro cognitivo leve duplicó el tiempo de la siesta a un total de 24 minutos al día.
Las personas que fueron diagnosticadas con alzhéimer casi triplicaron su tiempo de siesta, a un promedio de 68 minutos diarios.
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