Para evitar que una habitación oscura se convierte en "el cuarto de las cosas", te damos varias ideas que resaltan la luz natural o artificial con calidez.
Diez consejos para aclarar los espacios oscuros
Las habitaciones con luz natural no solo se ven más amplias, sino que aportan energía positiva, imprimen calidez e, incluso, se ven más bonitas.
Pero, aunque no podamos poner una ventana donde no la hay, ni eliminar el edificio de enfrente que nos tapa la luz solar, podemos poner en marcha estas prácticas ideas de decoración que aprovecharán cualquier rayo a su favor.
También es importante ver sus posibilidades y no condenarla al ostracismo, como "el cuarto de las cosas" o habitación del miedo, solo porque sea oscura.
Acá te dejamos 10 propuestas para aclarar un espacio.
Pinta tus paredes en... ¡blanco!
Una vez que tus ventanas dejan entrar más luz, esta deberá poder reflejarse tanto como sea posible. Para ello, nada mejor que una mano de pintura en colores claros. Esto no significa que tengas que pintar toda la habitación de blanco (aunque esta opción siempre asegura el éxito), sino que optes por tonos suaves, muy claros. Tené en cuenta que si elegís un acabado satinado, multiplicarás sus efectos.
Dejá que entre la luz
Cualquier ventana por pequeña que sea es siempre bienvenida. Por eso, resulta obligatorio eliminar cualquier pieza o elemento, como un sofá con el respaldo alto o un aparador, que pueda obstruir el paso de la luz natural: despejá el camino. Es importante que evites las cortinas gruesas, las persianas y cualquier otra cosa que impida el sol. Si no podés prescindir de ellas, para mantener cierta privacidad, elegí diseños claros y ligeros, incluso para el invierno (el color blanco no entiende de estaciones). Si no hay ventana, debés buscar otra solución como eliminar las puertas y apostar por el ?open concept'.
Muebles: pocos y bien elegidos
Aunque parece que no tienen nada que aportar en cuanto a luminosidad se refiere, lo cierto es que también pueden ayudar. En primer lugar, reducí el número de muebles, ya que el exceso empequeñece y hace que el espacio se vea más oscuro. Utilizá solo los imprescindibles y eliminá todo lo que realmente no necesitás. Manteniendo la coherencia cromática, lo ideal es que apuestes por un mobiliario en colores claros y de tamaño mediano.
Poné una alfombra blanca
¿Blanco en el suelo? ¡Sí! Evidentemente no es la mejor opción si tenés niños pequeños o se trata de una habitación con mucho movimiento, pero en el resto ¿por qué no?
Jugá con los espejos
Tanto en número como en tamaños y en formas de colocación y pensá que siempre es mejor dos o más pequeños, que uno brillando en solitario. Dos trucos infalibles:
1. Colocá un espejo grande, al menos del mismo tamaño que la ventana opuesta para reflejar directamente la luz entrante. Esto dará la ilusión de que la habitación tiene dos ventanas en lugar de solo una.
2. Observá las paredes perpendiculares a la ventana y enontrá el lugar por donde entra la luz. En esta ubicación, si ponés uno o más espejos multiplicarás el efecto.
Da una pincelada de color
Algunos colores tienen la capacidad de reflejar la luz mientras que otros la absorben. Por eso, si te has aliado con el blanco o similares, has pintado tu habitación en tonos claros y has puesto los muebles igual, no olvides darle un toque de color para aportar un poco de dinamismo a tu habitación. Una habitación poco luminosa siempre se ve tentada por el lado oscuro. Por eso, es importante poder despertarla para que se sienta mejor. Elegí tonalidades brillantes y frescas que recuerden más a la primavera, como amarillo, rojo, naranja, rosa, verde. Introducilo en almohadones, accesorios y adornos, que irás potenciando con el tiempo.
Realzá algunos accesorios
A la hora de elegir tus accesorios debés dar mayor protagonismo a aquellos cuyos materiales reflejen la luz, como lacas, cristales, metalizados... Desde cuadros hasta almohadones, jarrones, cuadros y, por supuesto, espejos, pero también papel pintado. Este tiene un gran poder decorativo y puede aportar una visión más luminosa a la estancia. Evidentemente, cualquier cosa que sea aburrida tenderá a absorber la luz y no te hará ningún favor.
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Multiplicá las luces indirectas
Dependiendo de la hora del día, es posible que necesites iluminación para complementar la poca luz natural que entra en la habitación. Ante esta situación, lo mejor es evitar la luz difusa de una luminaria de techo y en su lugar favorecer la iluminación indirecta múltiple. Lámparas de pie, de mesa y otras soluciones, como guirnaldas y velas, multiplicarán la luminosidad y serán ideales para decorar tu lugar. Mezclalas y jugá con sus alturas. Es importante que enfoquen a un punto concreto, como la mesita de noche, un sillón o un armario. También podés incluir tiras de LED si tienes un falso techo o colocarlas alrededor de los muebles. Recordá que, aunque a priori pueda parecer que la luz blanca es la más idónea, es totalmente falso, a menos que busques la frialdad de un quirófano. Mejor luces cálidas, que tienden al amarillo.
Eliminá las esquinas 'muertas'
Echá un vistazo a la habitación y encontrá esa esquina que sigue en la oscuridad más absoluta a pesar de tus esfuerzos, por culpa de una planta demasiado frondosa o un mueble. Y es precisamente en estos 'rincones muertos' donde debés usar toda la artillería pesada y colocar puntos de luz o accesorios que reflejen la luz, ya que si te olvidás de ellos harán que el espacio se estreche y la oscuridad se apodere del lugar sin que te des cuenta.
Saca partido al parquet
Si estás pensando en cambiar el piso por uno de madera (maciza o laminado), ahora hay suelos que se instalan sin obra y fácilmente, colocá las tablas en la dirección de la luz y creá sensación de amplitud y luminosidad adicional. Mejor un parquet en colores claros, que aporte calidez sin empequeñecer.
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