Descubrí el origen de los nombres de nuestras clásicas facturas argentinas presentes en cada mesa dulce.
¿De dónde vienen los nombres de las facturas?
Las facturas argentinas no solo son un manjar popular en cada merienda y desayuno, sino que también tienen una historia única detrás de sus curiosos nombres.
Estos dulces, que van desde medialunas hasta cañoncitos y vigilantes, representan mucho más que una tradición culinaria. Sus nombres encierran ironía, humor y un poco de rebeldía. Consecuencia de una época en la que los panaderos usaron su creatividad para hacer una pequeña protesta social.
El origen de los nombres de las facturas se remonta a fines del siglo XIX, en Buenos Aires cuando los panaderos, muchos de ellos inmigrantes europeos, luchaban por mejores condiciones laborales. En 1887, los sindicatos de panaderos realizaron una gran huelga en respuesta a las largas jornadas de trabajo y los bajos salarios que enfrentaban. En un acto de ingenio y protesta pacífica, decidieron darle a sus productos nombres que satirizaban a figuras de autoridad, como la iglesia, el ejército y la policía.
Tipos de facturas y el por qué de sus nombres:
1. Vigilantes: Este pan largo y azucarado fue nombrado en alusión a la policía. El término surgió como una broma hacia quienes debían vigilar el comportamiento de los ciudadanos. Así, los panaderos aprovecharon para reflejar su disconformidad con las autoridades de manera sutil.
2. Bolas de fraile: También conocidas como suspiros de monja, estas esponjosas facturas rellenas de crema pastelera y cubiertas de azúcar hacen una referencia directa a los frailes. Se dice que su forma redondeada y tierna recuerda a las vestimentas de los frailes, creando un toque humorístico en su nombre.
3. Cañoncitos: Estos tubos de masa crujiente rellenos de dulce de leche simbolizan, irónicamente, los cañones usados en las guerras. El nombre es una alusión humorística a la artillería militar, lo que los hace irresistibles no solo por su sabor, sino también por su trasfondo satírico.
4. Sacramentos: En un guiño a la iglesia, los sacramentos recibieron este nombre como una forma de sátira hacia las ceremonias y prácticas religiosas. Su inclusión en la mesa diaria resultaba un toque de humor hacia las instituciones de la época.
¿Y por qué les decimos "facturas" a las facturas?
El nombre que engloba a todas estas variedades también es una forma que encontraron los panaderos de hacer ver su trabajo. Al nombrarlas de esta manera, los miembros del sindicato llamaban la atención sobre el valor de su trabajo.
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