Esta flor viene en varios colores. Si querés tener una en tu jardín, es importante prestar atención a estos tres consejos.
Tres claves para tener una margarita africana
Si bien parece una planta "común", la margarita africana es una de esas flores que termina conquistando a quien la elige. Se dice que los escépticos suelen cambiar de opinión sobre ella al llegar la primavera, cuando empiezan a nacer sus flores de distintos colores.
Esta especie originaria de Sudáfrica tiene muchos atractivos para que le hagas un hueco en tu jardín. Para empezar, es muy resistente, por lo que apenas te demandará cuidados. Además, su floración es una de las más bellas. Siguiendo los consejos que te damos en esta nota, conseguirás que crezca saludable y fuerte.
Colores intensos
Las flores de la margarita africana son realmente especiales. Aunque su forma es similar a la de la margarita común, son más grandes y hacen gala de preciosos colores y diferentes combinaciones muy originales. Blancas, rosas, moradas, amarillas o naranjas, las flores de la Arctotis surgen en primavera entre las hojas de color gris plata y duran hasta el verano.
Qué flores abarcan
El género Arctotis engloba una gran variedad de especies, algunas de ellas híbridas, es decir que resultan de la combinación de dos especies diferentes.
Para crecer sana y feliz, la margarita africana necesita que la plantes en un espacio muy luminoso, a pleno sol. De hecho, la luz que reciba la planta influye de forma directa en su floración. Esta será más abundante si la planta crece con mucha luminosidad.
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Cuidala del frío extremo
Como la margarita africana procede de las cálidas tierras de Sudáfrica prefiere le gusta crecer en un entorno de temperaturas templadas (alrededor de 20ºC). No tolera el frío cuando es extremo (con temperaturas por debajo de -7ºC), ni las heladas muy intensas y frecuentes.
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